El
Positivismo
Ubicación cronológica y representantes.
El término positivismo
fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo
XIX Auguste Comte (1798-1857), pero algunos de los conceptos positivistas se
remontan al filósofo británico David Hume (1711-1775), al filósofo francés
Saint-Simon (1760-1825), y al filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804).
Además de Auguste Comte
en Francia, los representantes más significativos del positivismo son: John
Stuart Mil¡ (1806-1873) y Herbert Spencer (1820-1903) en Inglaterra; Jakob
Moleschott (1822-1893) y Errist Haeckei (1834-1919) en Alemania; Roberto Ardigó
(1828-1920) en Italia. Por lo tanto, el positivismo se integra en tradiciones
culturales diferentes: en Francia se inserta en el interior del racionalismo
que va desde Descartes hasta la ilustración; en Inglaterra, se desarrolla sobre
la tradición empirista y utilitaria, y se relaciona a continuación con la
teoría darwinista de la evolución; en Alemania asume la forma de un rígido
cientificismo y de un monismo materialista; en Italia, con Ardigó, sus raíces
se remontan al naturalismo renacentista, aunque sus frutos más notables -debido
a la situación social de la nación ya unificada- los brinda en el ámbito de la
pedagogía y de la antropología criminal.
1) A diferencia del
idealismo, en el positivismo se reivindica el primado de la ciencia: sólo
conocemos aquello que nos permite conocer las ciencias, y el único método de
conocimiento es el propio de las ciencias naturales.
2) El método de las
ciencias naturales (descubrimiento de las leyes causales y el control que éstas
ejercen sobre los hechos) no sólo se aplica al estudio de la naturaleza sino
también al estudio de la sociedad.
3) Por esto la sociología
-entendida como la ciencia de aquellos «hechos naturales» constituidos por las
relaciones humanas y sociales- es un resultado característico del programa
filosófico positivista.
4) En el positivismo no
sólo se da la afirmación de la unidad del método científico y de la primacía de
dicho método como instrumento cognoscitivo, sino que se exalta la ciencia en
cuanto único medio en condiciones de solucionar en el transcurso del tiempo
todos los problemas humanos y sociales que hasta entonces habían atormentado a
la humanidad.
5) Por consiguiente, la
época del positivismo se caracteriza por un optimismo general, que surge de la
certidumbre en un progreso imparable (concebido en ocasiones como resultado del
ingenio y del trabajo humano, y en otros casos como algo necesario y
automático) que avanza hacia condiciones de bienestar generalizado, en una
sociedad pacífica y penetrada de solidaridad entre los hombres.
6) El hecho de que la
ciencia sea propuesta por los positivistas como único fundamento sólido de la
vida de los individuos y de la vida en común; el que se la considere como
garantía absoluta del destino de progreso de la humanidad; el que el
positivismo se pronuncie a favor de la divinidad del hecho: todo esto indujo a
algunos especialistas a interpretar el positivismo como parte integrante de la
mentalidad romántica. En el caso del positivismo, sin embargo, sería la ciencia
la que resultaría elevada a la categoría de infinito. El positivismo de Comte,
por ejemplo -afirma Koiakowski-, «implica una construcción de filosofía de la
historia omnicomprensiva, que culmina en una visión mesiánica».
7) Tal interpretación no
ha impedido sin embargo que otros exegetas (por ejemplo, Geymonat) descubran en
el positivismo determinados temas fundamentales que proceden de la tradición
ilustrada, como es el caso de la tendencia a considerar que los hechos
empíricos son la única base del verdadero conocimiento, la fe en la
racionalidad científica como solucionadora de los problemas de la humanidad, o
incluso la concepción laica de la cultura, entendida como construcción
puramente humana, sin ninguna dependencia de teorías y supuestos teológicos.
8) Siempre en líneas
generales el positivismo (John Stuart Mill constituye una excepción en este
aspecto) se caracteriza por una confianza acrítica y a menudo expeditiva y
superficial en la estabilidad y en el crecimiento sin obstáculos de la ciencia.
Dicha confianza acrítica se transformó en un fenómeno consuetudinario.
9) La positividad de la
ciencia lleva a que la mentalidad positivista combata las concepciones
idealistas y espiritualistas de la realidad, concepciones que los positivistas
acusaban de metafísicas, aunque ellos cayesen también en posturas metafísicas
tan dogmáticas como aquellas que criticaban.
10) La confianza en la
ciencia y en la racionalidad humana, en definitiva, los rasgos ilustrados del
positivismo, indujeron a algunos marxistas a considerar que la acostumbrada
interpretación marxista -según la cual el positivismo no es más que la ideología
de la burguesía en la segunda mitad del siglo xix- es insuficiente y, en
cualquier caso, posee un carácter reductivo.
Desarrollo
histórico.
A principios del
siglo XX un grupo de filósofos interesados en la evolución de la ciencia
moderna, rechazaron las ideas positivistas tradicionales que creían en la
experiencia personal como base del verdadero conocimiento y resaltaron la
importancia de la comprobación científica. Este grupo fue conocido como los
positivistas lógicos entre los que se encontraban el austriaco Ludwig
Wittgenstein y los filósofos británicos Bertrand Russell y George Edward Moore.
El Tractatus logico-philosophicus (1921) resultó tener una influencia decisiva
en el rechazo de las doctrinas metafísicas por su carencia de sentido y la aceptación
del empirismo como una materia de exigencia lógica.
Los positivistas
hoy en día, que han rechazado la llamada escuela de Viena, prefieren
denominarse a sí mismos empiristas lógicos para disociarse de la importancia
que dieron los primeros pensadores a la comprobación científica.
Mantienen que el
principio de verificación en sí mismo es inverificable en el campo filosófico.
Consiste en no admitir
como validos científicamente otros conocimientos, sino los que proceden de la
experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la
única realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es
decir, de la metafísica. El positivismo es una mutilación de la inteligencia humana, que hace posible, no sólo, la
metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales,
queda reducida a una nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección
de experiencias, sino la idea general, la ley que interpreta la experiencia y la
traspasa. Considerado como sistema religioso, el positivismo es el culto de
la humanidad como ser total y simple o singular.
El término positivismo
fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo
XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al
filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra
positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia constructiva
que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó
por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través
del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos
componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa deconducta individual y social), fueron más tarde
unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto. Numerosos discípulos
de Comte rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su pensamiento, porque parecía contradecir la
filosofía positivista original. Muchas de las doctrinas de Comte fueron más
tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofossociales británicos John Stuart Mill
y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico austriaco Ernst Mach.
Comte, Augusto (1798-1857).
Filósofo positivista
francés, y uno de los pioneros de la sociología. Nació en Montpellier el 19 de enero de
1798. Desde muy temprana edad rechazó el catolicismo tradicional y también las
doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la Escuela Politécnica de París desde 1814 hasta
1816, pero fue expulsado por haber participado en una revuelta estudiantil.
Durante algunos años fue secretario particular del teórico socialista Claude
Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, cuya influencia quedaría reflejada en
algunas de sus obras. Los últimos años del pensador francés quedaron marcados
por la alienación mental, las crisis de locura en las que se sumía durante
prolongados intervalos de tiempo. Murió en París el 5 de septiembre de 1857.
Para dar una respuesta a
la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte ofrecía
una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una actitud científica era la clave, así lo pensaba,
de cualquier reconstrucción.
Afirmaba que del estudio
empírico del proceso histórico, en especial de la progresión
de diversas ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley
que denominó de los tres estadios y que rige el desarrollo de la humanidad.
Analizó estos estadios en su voluminosa obra Curso
de filosofía positiva (6
vols., 1830-1842). Dada la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de
las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos
diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto;
y por último, el científico o positivo". En el estadio teológico los
acontecimientos se explican de un modo muy elemental apelando a la voluntad de
los dioses o de un dios. En el estadio metafísico los fenómenos se explican
invocando categorías filosóficas abstractas. El último estadio de esta evolución, el científico o positivo, se empeña en
explicar todos los hechos mediante la aclaración material de las causas. Toda
la atención debe centrarse en averiguar cómo se
producen los fenómenos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas a
su vez a verificaciones observacionales y comprobables. La obra de Comte es
considerada como la expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la
actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas son la adecuada
fuente de conocimiento.
Cada uno de estos
estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitudes políticas. El estadio teológico tiene su reflejo
en esas nociones que hablan del Derecho divino de los reyes. El estadio
metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato social, la igualdad de las personas o la soberanía popular. El estadio positivo se
caracteriza por el análisis científico o "sociológico"
(término acuñado por Comte) de la organización política. Bastante crítico con los procedimientos democráticos, Comte anhelaba una sociedad estable gobernada por una minoría de
doctos que empleara métodos de la ciencia para resolver los problemas humanos y para imponer las nuevas
condiciones sociales.
Aunque rechazaba la
creencia en un ser transcendente, reconocía Comte el valor de la religión, pues contribuía a la
estabilidad social. En su obra Sistema
de Política Positiva (1851-1854;
1875-1877), propone una religión de la humanidad que estimulara una benéfica
conducta social. La mayor relevancia de Comte, sin embargo, se deriva de su
influencia en el desarrollo del positivismo.
La Ley de los tres
Estados.
Según Comte, los
conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el individuo como en la especie humana. La ley de los
tres estados, fundamento de la filosofía positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres estados se llaman:
Teológico.
Metafísico.
Positivo.
Estado Teológico:
Es ficticio, provisional
y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de las cosas,
lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:
Fetichismo: en que se
personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino.
Politeísmo: en que la
animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a una serie de
divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los
bosques, etc.
Monoteísmo:
la fase
superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y concentrados en
uno llamado Dios.
En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la
disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las
épocas, y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte
de esta concepción para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico
es irremplazable.
Estado Metafísico:
O estado abstracto, es
esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa intermedia entre el estado teológico y el positivo. En el se siguen
buscando los conocimientos absolutos. La metafísica intenta explicar la
naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello no recurren a
agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas que le confieren su nombre
de ontología. Las ideas de principio, causa,
sustancia, esencia, designan algo distinto de las cosas, si bien inherente a
ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano, se va
acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los
poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran
entidad general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental
como socialmente, y el carácter del estado metafísico, es sobre todo
crítico y negativo, de preparación del paso al estado positivo; una especie de
crisis de pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a
la adultes.
Estado Positivo:
Es real, es definitivo.
En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente humana se atiene a las cosas.
El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias.
Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está
puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene
a al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca
sólo las leyes de los fenómenos.
EL CARACTER SOCIAL DEL
ESPIRITU POSITIVO.
El espíritu positivo
tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es la condición de
que haya un autoridad social suficiente, y esto refuerza el
carácter histórico del positivismo.
Comte, fundador de la Sociología, intenta llevar al
estado positivo el estudio de la Humanidad colectiva, es decir, convertirlo en
ciencia positiva. En la sociedad rige también, y principalmente, la ley de los
tres estados, y hay otras tantas etapas, de las cuales, en una domina lo
militar.
Comte valora altamente el
papel de organización que corresponde a la iglesia católica; en la época metafísica,
corresponde la influencia social a los legistas; es la época de la irrupción de
las clases medias, el paso de la sociedad militar a la sociedad económica; es
un período de transición, crítico y disolvente; el protestantismo contribuye a
esta disolución. Por último, al estado positivo corresponde la época
industrial, regida por los intereses económicos, y en ella se ha de restablecer
el orden social, y este ha de fundarse en un poder mental y social.
EL POSITIVISMO Y LA FILOSOFÍA.
Es aparentemente, una
reflexión sobre la ciencia. Después de agotadas éstas, no queda un objeto
independiente para la filosofía, sino ellas mismas; la filosofía se convierte
en teoría de la ciencia. Así, la ciencia positiva adquiere unidad y conciencia de sí propia. Pero la filosofía, claro
es, desaparece; y esto es lo que ocurre con el movimiento positivo del siglo XIX, que tiene muy
poco que ver con la filosofía.
Pero en Comte mismo no es
así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que efectivamente hace. Y hemos visto
que:
Es una filosofía de la
historia (la ley de los tres estados).
Una teoría metafísica de
la realidad, entendida con caracteres tan originales y tan nuevos como el ser
social, histórica y relativa.
Una disciplina filosófica entera, la ciencia de la
sociedad; hasta el punto de que la sociología, en manos de los sociólogos
posteriores, no ha llegado nunca a la profundidad de visión que alcanzó en su
fundador.
Este es, en definitiva,
el aspecto más verdadero e interesante del positivismo, el que hace que sea
realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los positivistas,
filosofía.
EL SENTIDO DEL
POSITIVISMO.
Esta ciencia positiva es
una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber positivo se atiene
humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir, sin saltar por
encima para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas, sino sólo
leyes. Y gracias a esta austeridad logra esas leyes; y las posee con precisión
y con certeza.
Una y otra vez vuelve
Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y la reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta
relación se da el carácter histórico de esta filosofía, que puede explicar el
pasado entero.
El
Positivismo
El positivismo designa el
movimiento dirigido en el siglo XIX y XX a exaltar los hechos en contra de las
ideas, a resaltar las ciencias experimentales frente a las teóricas, y las
leyes físicas y biológicas contra las construcciones filosóficas, el cual fue
iniciado por Auguste Comte (1798 – 1875), quien afirmaba que el espíritu humano
había superado tres estados:
El estado teológico.
El estado metafísico
El estado positivo.
En el siglo XIX los críticos del Kantisismo tomaron dos posiciones filosóficas
radicalmente opuestas respecto a la metafísica, que revivieron el problema del
ser: el idealismo de Hegel, que intento explicar el ser a partir de la sola
razón; y el positivismo de Comte, que intento explicar la realidad a partir de
la sola experiencia de los sentidos.
La filosofía positivista de Comte difiere radicalmente del idealismo de Hegel.
Para los positivistas, lo único real y existente era aquello que puede ser
experimentado, medido y catalogado a traves del método científico. Todo lo
demás era falso e ilusorio. Por lo tanto, las proposiciones de la metafísica no
pueden considerarse como verdaderas, pues sus contenidos no provienen de la
experiencia.
Para Comte, la metafísica era un modo de conocer propio de una epoca de la
humanidad, que estaba condenada a ser superada por la epoca positivista, en
donde las ilusiones de la razón, aquellas ideas que no tenían base en la
realidad positiva, seria desechadas y olvidadas.
Nació en Montpellier, fue
educado en el catolicismo pero perdió la fe durante su adolescencia, mientras
hacia sus estudios como interno en el liceo. Matemático precoz, entro en la
escuela politécnica de Paris a los 16 años. En 1817 fue nombrado secretario de
Saint – simón, Su relación con este personaje le hace tomar conciencia de los
problemas políticos y sociales, además de completar su formación intelectual.
En 1842 escribe”Curso de
Filosofía positiva”, su obra más trascendental desde el punto de vista
económico y social. Para Comte la filosofía surge de la colectividad, no del
individuo.
Sus obras más importantes
son:
Sistema de política positiva,
El catecismo del
positivismo
El discurso sobre el
espíritu positivo
El positivismo se
considera el principio fundamental para el verdadero conocimiento, en donde el
saber solo es posible desde la experiencia adquirida por los sentidos. Esta se
considera como la fuente y el criterio ultimo de la certeza. El positivismo
desea establecer una clara identidad entre el conocimiento científico y el
conocimiento filosófico.
Dentro de las influencias
generadas por la filosofía comteana hay que destacar el positivismo ingles, que
se caracteriza por dos grandes tendencias:
El utilitarismo: es un positivismo ético, cuyo fin
ultimo es la consecución de la felicidad. Lo mejor es lo más útil, por lo cual
la utilidad se convierte en la base o medida de la moralidad.
El pragmatismo: es un empirismo que concibe la verdad
en términos de utilidad y de éxito. Privilegia la acción sobre los principios
teóricos, por lo que considera el valor practico como criterio de verdad.
El sentido positivista se entiende como algo útil y real, traducido en un
sentimiento de solidaridad que llega a todas las clases sociales sin excepción,
en consecuencia la ciencia
tendría que abarcar aquellas actividades que promovieran desarrollo.
El orden y el progreso
son los principales componentes del Estado y los responsables de la felicidad
Su relación sentimental tuvo tropiezos; Comte se caso muy joven con una mujer
que tuvo que ganarse la vida como prostituta, su relación no era la mejor luego
Comte se enamora de Clotilde de Vaux la cual influye en su pensamiento que a
partir de este momento aboga por formar una religión en la que los grandes
hombres fueran los verdaderos santos. esta señora fallece un año después del
inicio de la relacion.
Ernst Mach:
fue un destacado físico austriaco,
además de filósofo y psicólogo. En sus labores investigativos, logró establecer
importantes principios para la óptica, la acústica, la mecánica, y la dinámica
ondulatoria. Además, propugnó la idea de que todo el conocimiento es una
organización conceptual y que apoyó la visión que todo el conocimiento es una
organización conceptual de los datos que se obtienen a través de la experiencia
sensorial o de la observación.
Se desempeño como profesor de física en 1901 en Viena. Su principal interés fue
el estudio de la naturaleza y algunos principios físicos, en especial de la
mecánica, uso en sus investigaciones un método a la vez histórico y analítico;
el primero para hallar la naturaleza intrínseca; y el segundo para observar la
manera como se desarrollaron estos. Para Mach, conceptos tales como el de yo,
son un complejo de sensaciones, las cuales pueden ser de diverso genero: sabor,
color, temporales, espaciales, dolor, placer, etc. Descarta la existencia de
realidades físicas y síquicas antagónicas entre sí, ambos aspectos lo son de
una misma realidad.
POINTCARÉ
HENRI (1854 – 1912)
Científico - filosofo
francés, estudió en la Escuela Politécnica y en la Escuela Superior de Minas de
París. Enseñó en la Universidad de Caen desde 1879 hasta 1881; fue conferenciante
en la Universidad de París desde 1881 hasta 1885, fecha en la que fue nombrado
profesor de mecánica física y después de física matemática (1886) y mecánica
celeste (1896)
Uno de los más celebre sustentadores del llamado convencionalismo, tesis que intenta
demostrar las leyes científicas solo proporcionan informaciones parciales o
subjetivas sobre el curso de los fenómenos y probar que, para superar esta
limitación, es preciso recurrir a otras actividades del espíritu humano.
Dentro de las investigaciones epistemológicas sobresalen sus observaciones
acerca del espacio y la explicación mecánica de los fenómenos. Sobre el primer
tema, y a partir del descubrimiento de las geometrías que corresponde a la
naturaleza del espacio real; para él, los axiomas geométricos no son ni juicios
sintéticos a priori ni hechos experimentales, de manera que la geometría no es
una ciencia necesaria, ni una física, sino una idealización de la
experiencia.Para Poncaré, la misión principal de la ciencia consiste en
informarnos sobre las relaciones entre objetos, lo cual se cristaliza en las
leyes físicas
CHARLES
PEIRCE (1839 – 1914)
Filósofo y físico
estadounidense, nacido en Cambridge (Massachussets). Cursó estudios en la
Universidad de Harvard. Entre 1864 y 1884 dio clases de manera intermitente de
lógica y filosofía en las universidades Johns Hopkins y Harvard, y en 1877 fue
el primer delegado estadounidense en el Congreso Internacional Geodésico.
Fundador del método filosófico denominado pragmatismo, al que más tarde se
denomino pragmaticismo, sugiere buscar en sus efectos prácticos el significado
de las ideas y ve en creencias las reglas de acción originadas por el
pensamiento; por esto, según él en la acción y solo en ella, encuentra su
sentido y valor en el pensamiento;
ESTADOS DEL
POSITIVISMO
Comte afirma que en todos
los campos de su actividad, la humanidad evoluciona al pasar por tres fases
sucesivas:
- El estado teológico,
durante el cual la humanidad explico los fenómenos recurriendo al mito y a la
creencia.
- El estado metafísico, durante el cual el hombre supera el estado teológico,
haciendo uso de la razón.
- El ultimo estado, el más perfecto, es el positivo o real, que supera los dos
anteriores.
EL POSITIVISMO EN AMERICA
A mediados del siglo XIX
la sociedad y la educación en América Latina seguían presentando esquemas
coloniales, a pesar de la dura critica surgida a partir de la ilustración. Por
tanto, sé hacia necesario un pensamiento que atacara esas viejas formas
coloniales y que propusiera un nuevo camino para llegar a la verdad, distinto
del método escolástico.
Una novedosa corriente filosófica, el positivismo, proporciono entonces a los
pensadores latinoamericanos los fundamentos teóricos para hallar la verdad de
las cosas en los hechos y en los fenómenos.
Los pensadores latinoamericanos asimilaron la doctrina positivista, creada por
Comte, y la aplicaron a nuestra realidad. Con el positivismo se lograron
superar los rezagos coloniales y se creo una conciencia empírica.
El país que recibió más influencia del positivismo fue México. Allí marcó la
vida política, educativa y social, al punto que Gabino Barreda, discípulo de
Comte, organizo la educación del país por encargo del gobierno.
EL ANTIPOSITIVISMO
El positivismo recibió
duras críticos a comienzos del siglo XX, debido a que hacia demasiado énfasis
en lo experimental y rechazaba toda expresión relacionada con la espiritualidad
e interioridad del hombre latinoamericano.
Esta reacción dio lugar al comienzo de una nueva etapa en el desarrollo del
pensamiento de América Latina, cuando un grupo de pensadores, entre 1900 y
1930, teniendo como base las corrientes Europeas del historicismo y el
vitalismo, empezó a hacer aportes originales. Las principales características
de este movimiento fueron: el estudio del hombre latinoamericano, resaltando el
fenómeno del mestizage; el análisis de ciertas circunstancias que entorpecían
la creación filosófica, tales como el dogmatismo y la superficialidad; la toma
de posición frente a la situación de dependencia cultural del continente a la
simple imitación.
ESTRUCTURAS DE LA SOCIEDAD
Auguste Comte plantea la
existencia de unas estructuras sociales básicas, permanentes y siempre
idénticas, aunque éstas progresan y se perfeccionan a medida que la sociedad
pasa de un estadio a otro.
Estas estructuras
sociales básicas son fundamentalmente las siguientes:
La familia, que
proporciona la verdadera unión social y en la que el papel rector lo lleva el
hombre;
La propiedad privada;
Los poderes
espirituales y temporales en mutua relacion.
Los sociólogos
positivistas, advirtieron el peligro tanto de las teorías del contrato, en las
que el individuo parece tener la explicación total de la sociedad, como la del
universalismo social de Hegel, que puede anular al individuo. Por eso
explicaron el origen de la sociedad como una interacción entre individuos y
grupos.
CLASIFICACION DE LAS CIENCIAS
Se admiten seis únicas
ciencias fundamentales que constituyen una jerarquía muy bien estructurada en
la cual cada una ocupa un lugar preciso no intercambiable con el otra, así:
- matemática
- astronomía
- física
- química
- fisiología
- sociología
Para Comte cada una
de las seis ciencias fundamentales se encuentra sometida a una evolución
gradual pasando por los tres estadios consecutivos.
Tiempo después coloca
la ética como la séptima ciencia fundamental y como la ultima y más alta de
todas.
RELIGIÓN POSITIVA
Conjunto de creencias y
practicas religiosas basadas en dogmas y manifestadas en cultos consignados
dentro de una normatividad. Son religiones positivas el judaísmo, el
cristianismo, el islamismo y budismo. Con esta religión se estimulo una
benéfica conducta social.
EL POSITIVISMO INFLUENCIA EN UNA IDEOLOGÍA MODERNA
“El positivismo”: Nombre
que se le asigna a una corriente filosófica del siglo XIX, que exalta los
hechos en contra de las ideas, las ciencias experimentales o empíricas frente a
las teóricas y las leyes físicas y biológicas contra las construcciones
filosóficas, en donde se busca formar una línea directriz de las ciencias que
las organice y forme una secuencia entre ellas; muestra la evolución de la
humanidad al pasar por tres fases (estadios): El teológico, metafísico y
científico o positivo (ver estadios de Comte); Bajo estos criterios de
positivismo y más exactamente del positivismo científico es claro un fomento de
los procesos ideológicos vividos en la humanidad moderna, la critica del
entorno, de la tradición y el cambio renovador que genera una ruptura
estructural en la ciencia.
La evolución según Comte era dejar atrás la estructura totalmente pasiva que
dejaba una época antigua y medieval; marcada por la imagen de un ser, ente o
organismo sobrenatural que explicara los hechos y acontecimientos del mundo. En
cambio desea fomentar la explicación de los hechos y buscar la tan anhelada y
esquiva “verdad”: por la experiencia, por lo tangible, observable y vivenciable
de esta manera crea en la modernidad un incentivo a la observación y por lo
tanto de critica sobre los criterios del conocimiento.
Al experimentar y descubrir un mundo más “razonable” en donde los
acontecimientos son objetivos y menos mágicos, se deslumbra que la tradición es
refutable y que lo que jamás podrá negarse es lo que a los ojos de todos sea
verificable.
Los avances que genera un pensamiento positivo son bastantes considerables,
puesto que incentiva a la investigación importante en un espacio ideológico
moderno donde el cambio y el descubrir el mundo son la base de sociedad.
Isadore Aguste Comte: el precursor o padre del positivismo nació bajo una
estricta familia católica (“Es comprensible entonces su deseo obsesivo de
cambiar su dogma religioso”), al parecer Comte tubo serios problemas con sus
relaciones amorosas, su situación económica y su cordura; es claro el porque
sus acciones arbitrarias de alejar las ideas por los hechos, “es mejor vivir y
observar que pensar en una vida con tantas carencias”.
No obstante, las ideas de experimentación de Comte; Ejerce un pobre pero útil
método de organización de las ciencias mostrándolas como un todo subdivididas
pero con una dependencia teórica mutua y con un orden de desarrollo histórico,
que ha contribuido a medida que pasa el tiempo a una disminución o reducción
del pensamiento para un incremento del conocimiento: Esto es positivo puesto
que un estudio estructural positivo de las ciencias crea una persona y una
sociedad más integra, “sabia” y por ende competitiva, sin embargo es difícil
pretender adquirir o conocer la ciencia como un todo ya que seria superficial y
no habría una entera profundización de la ciencia como general.
El desarrollo que asignó
Comte a la evolución de la humanidad, es un paso importante ya que muestra una
nueva visión y abre los ojos al mundo moderno que deja atrás toda explicación
teológica de los fenómenos del universo, aunque el positivista es bastante
radical ya que es considerable y evidente además el desarrollo que genera la
genética y el átomo, con estas posiciones es demostrable que el extremismo es
siempre nocivo para la sociedad.
EL
POSITIVISMO
Consiste en no admitir
como validos científicamente otros conocimientos, sino los que proceden de la
experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto
universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la
experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado
negativo, el positivismo es negación de todo ideal, de los principios absolutos
y necesarios de la razón, es decir, de la metafísica. El positivismo es una
mutilación de la inteligencia humana, que hace posible, no sólo, la metafísica,
sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida a una
nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la
idea general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado
como sistema religioso, el positivismo es el culto de la humanidad como ser
total y simple o singular.
· Evolución.
El término positivismo
fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo
XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al
filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo
alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra
positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia constructiva
que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó
por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través
del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas
naturales. Los dos componentes principales del positivismo, la filosofía y el
Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron más tarde
unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual
la humanidad era el objeto de culto. Numerosos discípulos de Comte rechazaron,
no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su pensamiento, porque
parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las doctrinas
de Comte fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales
británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico
austriaco Ernst Mach.
- · Comte,
Augusto (1798-1857).
Filósofo positivista
francés, y uno de los pioneros de la sociología. Nació en Montpellier el 19 de
enero de 1798. Desde muy temprana edad rechazó el catolicismo tradicional y
también las doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la Escuela Politécnica de
París desde 1814 hasta 1816, pero fue expulsado por haber participado en una
revuelta estudiantil. Durante algunos años fue secretario particular del
teórico socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, cuya
influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras. Los últimos años del
pensador francés quedaron marcados por la alienación mental, las crisis de
locura en las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Murió en
París el 5 de septiembre de 1857.
Para dar una respuesta a
la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte ofrecía una
reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una
actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción.
Afirmaba que del estudio
empírico del proceso histórico, en especial de la progresión de diversas
ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley que denominó de los tres
estadios y que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos estadios en su
voluminosa obra Curso de filosofía positiva (6 vols.,
1830-1842). Dada la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las
ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos
diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto;
y por último, el científico o positivo". En el estadio teológico los
acontecimientos se explican de un modo muy elemental apelando a la voluntad de
los dioses o de un dios. En el estadio metafísico los fenómenos se explican
invocando categorías filosóficas abstractas. El último estadio de esta
evolución, el científico o positivo, se empeña en explicar todos los hechos
mediante la aclaración material de las causas. Toda la atención debe centrarse
en averiguar cómo se producen los fenómenos con la intención de llegar a
generalizaciones sujetas a su vez a verificaciones observacionales y
comprobables. La obra de Comte es considerada como la expresión clásica de la
actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo las
ciencias empíricas son la adecuada fuente de conocimiento.
Cada uno de estos
estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitudes
políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en esas nociones que hablan
del Derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos
conceptos tales como el contrato social, la igualdad de las personas o la
soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza por el análisis
científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización
política. Bastante crítico con los procedimientos democráticos, Comte anhelaba
una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara métodos
de la ciencia para resolver los problemas humanos y para imponer las nuevas
condiciones sociales.
Aunque rechazaba la
creencia en un ser transcendente, reconocía Comte el valor de la religión, pues
contribuía a la estabilidad social. En su obra Sistema de Política
Positiva (1851-1854; 1875-1877), propone una religión de la humanidad
que estimulara una benéfica conducta social. La mayor relevancia de Comte, sin
embargo, se deriva de su influencia en el desarrollo del positivismo.
· La Ley
de los tres Estados.
Según Comte, los
conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el individuo
como en la especie humana. La ley de los tres estados, fundamento de la
filosofía positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía
de la historia. Estos tres estados se llaman:
· Teológico.
·
Metafísico.
·
Positivo.
·
Estado
Teológico:
Es ficticio, provisional
y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de las cosas,
lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:
- · Fetichismo:
en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino.
· Politeísmo: en que la animación es retirada de las
cosas materiales para trasladarla a una serie de divinidades, cada una de las
cuales presenta un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques, etc.
· Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos
poderes divinos quedan reunidos y concentrados en uno llamado Dios.
En este estado, predomina
la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la
disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las
épocas, y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte
de esta concepción para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico
es irremplazable.
· Estado
Metafísico:
O estado abstracto, es
esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa intermedia entre el estado
teológico y el positivo. En el se siguen buscando los conocimientos absolutos.
La metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus
causas. Pero para ello no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades
abstractas que le confieren su nombre de ontología. Las ideas de principio,
causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las cosas, si bien
inherente a ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano,
se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que
los poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran
entidad general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental
como socialmente, y el carácter del estado metafísico, es sobre todo crítico y
negativo, de preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de
pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la adultes.
· Estado
Positivo:
Es real, es definitivo.
En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente humana se
atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni
principios de las esencias o sustancias. Todo esto es inaccesible. El
positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la
filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene a al fin ante
las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo las leyes
de los fenómenos.
· EL
CARACTER SOCIAL DEL ESPIRITU
POSITIVO.
El espíritu positivo
tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es la
condición de que haya un autoridad social suficiente, y esto refuerza el
carácter histórico del positivismo.
Comte, fundador de
la Sociología, intenta llevar al estado positivo el estudio de la
Humanidad colectiva, es decir, convertirlo en ciencia positiva. En la sociedad
rige también, y principalmente, la ley de los tres estados, y hay otras tantas
etapas, de las cuales, en una domina lo militar.
Comte valora altamente el
papel de organización que corresponde a la iglesia católica; en la época
metafísica, corresponde la influencia social a los legistas; es la época de la
irrupción de las clases medias, el paso de la sociedad militar a la sociedad
económica; es un período de transición, crítico y disolvente; el protestantismo
contribuye a esta disolución. Por último, al estado positivo corresponde la
época industrial, regida por los intereses económicos, y en ella se ha de
restablecer el orden social, y este ha de fundarse en un poder mental y social.
· EL POSITIVISMO Y LA FILOSOFIA.
Es aparentemente, una
reflexión sobre la ciencia. Después de agotadas éstas, no queda un objeto
independiente para la filosofía, sino ellas mismas; la filosofía se convierte
en teoría de la ciencia. Así, la ciencia positiva adquiere unidad y conciencia
de sí propia. Pero la filosofía, claro es, desaparece; y esto es lo que ocurre
con el movimiento positivo del siglo XIX, que tiene muy poco que ver con la
filosofía.
Pero en Comte mismo no es
así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que efectivamente hace. Y hemos visto
que:
1. Es una filosofía de la historia (la ley
de los tres estados).
2. Una teoría metafísica de la realidad, entendida con caracteres
tan originales y tan nuevos como el ser social, histórica y relativa.
3. Una disciplina filosófica entera, la ciencia de la sociedad;
hasta el punto de que la sociología, en manos de los sociólogos posteriores, no
ha llegado nunca a la profundidad de visión que alcanzó en su fundador.
Este es, en definitiva,
el aspecto más verdadero e interesante del positivismo, el que hace que sea
realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los positivistas,
filosofía.
· EL SENTIDO DEL POSITIVISMO.
Esta ciencia positiva es
una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber positivo se atiene
humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir, sin saltar por
encima para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas, sino sólo
leyes. Y gracias a esta austeridad logra esas leyes; y las posee con precisión
y con certeza.
Una y otra vez vuelve
Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y la reclama como
dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se da el carácter
histórico de esta filosofía, que puede explicar el pasado entero
EL NEOPOSITIVISMO Y LA FILOSOFÍA ANALÍTICA
Esta corriente cobró un gran auge en el s.
XX, sobre todo en el área anglosajona, llegando a ser considerada como la única
filosofía verdadera y la única válida para la época
contemporánea. Bajo el nombre de movimiento analítico se desarrollan
distintas concepciones filosóficas, como el neopositivismo y el neoempirismo
que, aun manteniendo posiciones opuestas en algunos puntos, mantienen en común
los siguientes rasgos.
· Una crítica a la metafísica al no considerarla como saber
absoluto.
· Una actitud filosófica con una marcada tendencia empirista al
intentar introducir los resultados de la investigación científica experimental
en los esquemas del pensamiento lógico.
· Un análisis exhaustivo del lenguaje como método y tarea
específicos de la filosofía. Este análisis no se justifica
del mismo modo en las diversas corrientes, ya que no profesan una distinta
concepción del mismo.
· Concepción de la filosofía como saber no-sustantivo, es decir,
no positivo, o sea, como simple preparación para la ciencia.