jueves, 24 de octubre de 2013

Filosofía en el Renacimiento

Con los revolucionarios aportes de los científicos europeos de los siglos XV y XVI se inicia el pensamiento moderno. Aquí, mejor que en el terreno propiamente histórico, la cronología tradicional resulta útil y facilita la comprensión del proceso evolutivo del pensamiento filosófico. En el panorama de este "pensamiento moderno" cabe distinguir siete grandes etapas.




A. LAS ETAPAS DE LA FILOSOFÍA MODERNA

1. Período de transición, con dos subperíodos: a. La filosofía del Renacimiento (siglos XV- XVI); b. La fundamentación de las ciencias naturales modernas (siglos XVI-XV II);

2. El período de los grandes sistemas fundamentales (siglo XVII);

3 El del "Iluminismo" (siglos XVII-XVIII);

4. El del criticismo kantiano (Kant: 1724-1804);

5. El del auge de la filosofía alemana: nacionalismo, idealismo y pesimismo (desde fines del siglo XVIII hasta mediados del XIX);

6. El de la formulación de las nuevas corrientes anglosajonas: utilitarismo, evolucionismo y pragmatismo; la influencia del positivismo comtiano y la reacción psico-vitalista de Bergson, en Francia, y la nueva orientación del pensamiento alemán: neo-kantismo, neo-metafísica inductiva, vitalismo, fenomenologismo y neo-ontologismo (desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del XX);

7. El de la filosofía propiamente contemporánea, que examinamos a través del existencialismo.



B. CARACTERIZACIÓN DE LA FILOSOFÍA RENACENTISTA


¿Qué fue el Renacimiento? Este gran movimiento de ideas -en que surgen pensadores, científicos y artistas creadores de mentalidad privilegiada y visión integral de la existencia- puede ser avizorado desde diversos puntos de vista: el simplemente humanístico, que se refiere a la literatura y a las artes; el político, que alude a la historia europea y esencialmente a la desaparición del sistema y del ideario feudal, y el filosófico.
Para Wilhelm Dilthey es, esencialmente, "la liberación del espíritu de los pueblos modernos por el humanismo y la Reforma". Y presenta, como  aspectos esenciales los siguientes: una "renovación" o "revaloración" del pensamiento antiguo; la iniciación de una "nueva ciencia" del mundo, y el comienzo de una "filosofía de la sociedad". El primer aspecto estaría representado por los humanistas neoplatónicos, como Marsilio Ficino, y por los impugnadores de Aristóteles, como el español Luis Vives; el segundo, por Nicolás de Cusa, Teofrasto Paracelso y, posteriormente, Giordano Bruno; el tercero, por Nicolás Maquiavelo, Tomás Moro y Juan Bodin.


Afirma Wudnt que en el origen del pensamiento filosófico y científico del Renacimiento se encuentran tres aportes fundamentales: la idea de lo infinito o ilimitado, enunciada por Nicolás de Cusa (1401-1464); el concepto de la relatividad de los fenómenos, debido a Copérnico (1473-1543) y la idea del microcosmos, el alma como arquetipo del universo, concebida por Paracelso (1493-1561).


A esta trilogía sin embargo, habría que agregar los nombres de otros varios humanistas, pensadores y científicos europeos, que aportaron una serie de conceptos básicos para la fundamentación del concepto moderno de filosofía, insurgieron contra fórmulas puramente verbales, o se aproximaron a la naturaleza para estudiarla directa e inclusive experimentalmente.

Así, como iniciadores renacentistas de la filosofía moderna tendríamos que mencionar también al inglés Tomás Moro (1480-1535), al italiano Nicolás Maquiavelo t1469-1527), al francés Michel de Montaigne (1533-1592) y al genial italiano Giordano Bruno (1548-1600) para no citar sino a los más ilustres e influyentes. Por haber sido un continuador de Copérnico y por la exaltada plenitud de su pensamiento, las principales ideas de Giordano Bruno se esbozan en el punto A del próximo capítulo.
Atendiendo a la orientación de su pensamiento y a su especial actitud frente a su época, los pensadores más representativos del Renacimiento se pueden clasificar en dos grupos: el de los científicos y el de los humanistas.

C. LOS CIENTÍFICOS


1. Nicolás de Cusa









 (1401-1464), nacido cerca de Treveris, llegó a ser cardenal romano. Fué una figura de transición entre la Edad Media y la Moderna, pero se anticipó científicamente a su tiempo, enseñando que la tierra gira sobre su propio eje y proponiendo la experimentación metódica en el terreno de las ciencias naturales. Señala las matemáticas como modelo de certidumbre; sostiene que el conocimiento es una medida espiritual, porque consiste en la "asemejación" del sujeto que conoce y de su objeto, y formula el concepto de la infinitud. Asume, por lo demás, una actitud de tolerancia religiosa inusitada en su tiempo: "No hay más que una religión". Lo que, a contrario sensu equivale a decir que todas las religiones son válidas.



2. Luis Vives 



(1492-1540), español nacido en Valencia, fue ante todo un humanista. Pero la trascendencia de sus ideas científicas permite clasificarlo en este grupo. Ante todo, porque combatió a los escolásticos y a Aristóteles y porque en la más extensa de sus obras -De Disciplinis, 1531- aspiró á una nueva fundamentación de las ciencias mediante la experiencia. Su posición "moderna" se revela también en que no sólo desprecia la metafísica, sino que considera que lo importante no es saber qué cosa es el alma, sino cuál es su actividad: Lo que implica una posición psicológica absolutamente nueva.



3. Teofrasto Paracelso



 (1493-1561), médico y químico nacido en el actual territorio suizo, sostuvo el concepto unitario de todas las manifestaciones vitales, es decir, la relación espiritual de todo el universo, como explica Vorlander: el hombre solo se conoce a través del mundo, y éste, solamente a través de los hombres. No hay causas exteriores, sino fuerzas interiores inmanentes. El hombre es un compendio del mundo ("microcosmos") y por lo tanto no debe oponérsele radicalmente al concepto total del universo ("macrocosmos"), puesto que de este forma parte.

D. LOS HUMANISTAS


A la corte florentina de Cosme de Médicis llega hacia 1438 el filósofo neo-platónico bizantino Georgios Gemistos Plethon, quien consiguió fundar una Academia platónica en Florencia. El renacimiento filosófico surge así bajo el signo del idealismo de Platón.


1. Marsilio Ficino 





(1433-1499) fué discípulo de Plethon, y director de la citada Academia. Tradujo al italiano las obras de Platón y de Plotino y ejerció notable influencia en sus continuadores, entre los que se cuenta el enciclopédico Pico de la Mirándola (1463-1494). El primero, admirador de Savonarola, terminó siendo enemigo del gran reformador florentino. El segundo, después de haber expuesto tesis de singular audacia -tanto en el orden teológico como en el filosófico- terminó retractándose y adentrándose por los caminos de la mística.


2. Erasmo de Rotterdam 


(1467-1536) figura entre los precursores de la Reforma protestante. Todas sus obras son índices de su posición racionalista y, en ocasiones, un tanto escéptica y epicureísta. Si, como filósofo, Erasmo no es una figura significativa; su muy especial psicología explica la influencia intelectual que ejerció en su época. La más leída de sus obras -el Elogio de la locura- es una crítica sutil de la Iglesia Romana y, al propio una especie de "ética" del término medio: - verdadera sabiduría consiste, en cuanto somos humanos, en no querer ser más prudentes de lo que pide la propia naturaleza".




3. Miguel de Montaigne (1533-1592) 




célebre humanista francés, perteneció a una generación muy posterior a la de Erasmo, con el que coincide en una posición escéptica, que acentúa y sistematiza en sus admirables Ensayos. Para Montaigne, conforme a lo que escribe lúcidamente Vortander, no existe conocimiento al que pueda ser admitido universalmente por los sentidos ni por el entendimiento: -"Nosotros mismos somos los que valoramos las cosas y hemos creado los conceptos del bien y del mal"-. Montaigne se desentiende de la realidad política y religiosa de su tiempo y se somete al orden existente, porque ante todo le preocupa su propio bienestar y porque sonríe ante el delirio dogmático de los hombres.

A las doctrinas de Tomás Moro, Maquiavelo y Bodin, nos referimos en la Parte II de esta obra en cuanto sus aportes se relacionan, mejor que con la historia de la filosofía, con la de la filosofía de la historia.

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Filosofía en el Renacimiento







La filosofía renacentista es la filosofía que se desarrolló en Europa desde el siglo XIV hasta el siglo XVI y que marcó el paso de la filosofía medieval a la filosofía moderna.
En primer lugar se caracteriza por ser un humanismo, que se centra en la filosofía medieval, que siempre tuvo a Dios en el centro, pues su principal objetivo era justificar la existencia de Dios. En el Renacimiento, Dios y el cristianismo dejaron de ser el punto central del pensamiento para dar paso al hombre como punto central. Un ejemplo puede ser el dibujo del Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci, en el cual muestra la precisión del hombre como medida de todas las cosas.


A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofia medieval centrará su interés en Dios. La filosofía helenista había dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureísmo, que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores encontrarán en la filosofía  especialmente a partir del desarrollo del neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la sociedad, etc. Al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se iniciará la filosofía moderna.



Filosofía en el Renacimiento



primera fase del Renacimiento fue la conocida como fase humanística, que comenzó en Italia y se extendió al norte de Europa. Se suele llamar "Renacimiento" a un período de la historia de Occidente (finales del s. XIV a finales del s. XVI, aproximadamente) que supuso unos modelos culturales y sociales distintos a los principios característicos del mundo medieval. Sin embargo, estos no fueron el resultado de un cambio brusco de mentalidad, sino consecuencia de una evolución progresiva, en todos los órdenes, desde los siglos previos. Así, en política, se produce la creación y desarrollo de poderosas monarquías y de los nacionalismos; en la economía se genera un predominio de la actividad mercantil, y la pujante importancia de la burguesía y de las ciudades, son algunos de los aspectos, entre otros muchos, que ponen de relieve la notable transformación operada sobre las estructuras de la Edad Media.

En el ámbito del pensamiento o de las ideas, el Renacimiento se caracteriza por una serie de notas: resurgimiento de la Antigüedad clásica, crisis de creencias e ideas, desarrollo de la individualidad, fermentación de nuevas concepciones sobre el hombre y el mundo, confianza en la posibilidad del conocimiento y dominio de la Naturaleza, tendencias escépticas, exaltación mística, actitud crítica, etc. Así, como consecuencia de este individualismo y valoración de lo humano, también se produce el desarrollo de una religiosidad más íntima, desprovista del ceremonial característico de la liturgia medieval. Surgirán así corrientes religiosas como el erasmismo o la reforma protestante.
Por consiguiente, frente al teocentrismo medieval, el espíritu de la época renacentista se manifiesta en la idea del hombre como centro del universo y de la naturaleza como espacio vital. En este sentido, cobran inusitado interés y desarrollo corrientes de inspiración clásica: el epicureísmo, el neoplatonismo, el escepticismo... Por consiguiente, este carácter variado y multiforme de la filosofía renacentista se manifiesta en el hecho de las muy diversas orientaciones que acoge: tendencias neoepicúreas (Valla), neoestoicas (Guillermo du Vair, Justurs, Lipsius), neoplatónicas (Academia florentina con Besarión, Marsilio Ficino, Pico della Mirandola), neoaristotélicas (Escuela de Padua, Averroísmo, alejandrinismo), místicas (Weigel, Böhme), humanista "realista" (Maquiavelo), humanista "liberal" (Erasmo, Reuchlin), platónicas de diversas direcciones (Nicolás de Cusa, Telesio, Bruno, Campanella), escépticas (Montaigne, Charrón, Sánchez), naturalistas y científicas (Vinci, Copérnico, Kepler, Galileo), antidialécticas (Vives), etc.







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