viernes, 25 de octubre de 2013

Positivismo y Socialismo

El Positivismo


Ubicación cronológica y representantes.


El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX Auguste Comte (1798-1857), pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume (1711-1775), al filósofo francés Saint-Simon (1760-1825), y al filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804).
Además de Auguste Comte en Francia, los representantes más significativos del positivismo son: John Stuart Mil¡ (1806-1873) y Herbert Spencer (1820-1903) en Inglaterra; Jakob Moleschott (1822-1893) y Errist Haeckei (1834-1919) en Alemania; Roberto Ardigó (1828-1920) en Italia. Por lo tanto, el positivismo se integra en tradiciones culturales diferentes: en Francia se inserta en el interior del racionalismo que va desde Descartes hasta la ilustración; en Inglaterra, se desarrolla sobre la tradición empirista y utilitaria, y se relaciona a continuación con la teoría darwinista de la evolución; en Alemania asume la forma de un rígido cientificismo y de un monismo materialista; en Italia, con Ardigó, sus raíces se remontan al naturalismo renacentista, aunque sus frutos más notables -debido a la situación social de la nación ya unificada- los brinda en el ámbito de la pedagogía y de la antropología criminal.


  •  Características.

1) A diferencia del idealismo, en el positivismo se reivindica el primado de la ciencia: sólo conocemos aquello que nos permite conocer las ciencias, y el único método de conocimiento es el propio de las ciencias naturales.

2) El método de las ciencias naturales (descubrimiento de las leyes causales y el control que éstas ejercen sobre los hechos) no sólo se aplica al estudio de la naturaleza sino también al estudio de la sociedad.

3) Por esto la sociología -entendida como la ciencia de aquellos «hechos naturales» constituidos por las relaciones humanas y sociales- es un resultado característico del programa filosófico positivista.

4) En el positivismo no sólo se da la afirmación de la unidad del método científico y de la primacía de dicho método como instrumento cognoscitivo, sino que se exalta la ciencia en cuanto único medio en condiciones de solucionar en el transcurso del tiempo todos los problemas humanos y sociales que hasta entonces habían atormentado a la humanidad.

5) Por consiguiente, la época del positivismo se caracteriza por un optimismo general, que surge de la certidumbre en un progreso imparable (concebido en ocasiones como resultado del ingenio y del trabajo humano, y en otros casos como algo necesario y automático) que avanza hacia condiciones de bienestar generalizado, en una sociedad pacífica y penetrada de solidaridad entre los hombres.

6) El hecho de que la ciencia sea propuesta por los positivistas como único fundamento sólido de la vida de los individuos y de la vida en común; el que se la considere como garantía absoluta del destino de progreso de la humanidad; el que el positivismo se pronuncie a favor de la divinidad del hecho: todo esto indujo a algunos especialistas a interpretar el positivismo como parte integrante de la mentalidad romántica. En el caso del positivismo, sin embargo, sería la ciencia la que resultaría elevada a la categoría de infinito. El positivismo de Comte, por ejemplo -afirma Koiakowski-, «implica una construcción de filosofía de la historia omnicomprensiva, que culmina en una visión mesiánica».


7) Tal interpretación no ha impedido sin embargo que otros exegetas (por ejemplo, Geymonat) descubran en el positivismo determinados temas fundamentales que proceden de la tradición ilustrada, como es el caso de la tendencia a considerar que los hechos empíricos son la única base del verdadero conocimiento, la fe en la racionalidad científica como solucionadora de los problemas de la humanidad, o incluso la concepción laica de la cultura, entendida como construcción puramente humana, sin ninguna dependencia de teorías y supuestos teológicos.


8) Siempre en líneas generales el positivismo (John Stuart Mill constituye una excepción en este aspecto) se caracteriza por una confianza acrítica y a menudo expeditiva y superficial en la estabilidad y en el crecimiento sin obstáculos de la ciencia. Dicha confianza acrítica se transformó en un fenómeno consuetudinario.


9) La positividad de la ciencia lleva a que la mentalidad positivista combata las concepciones idealistas y espiritualistas de la realidad, concepciones que los positivistas acusaban de metafísicas, aunque ellos cayesen también en posturas metafísicas tan dogmáticas como aquellas que criticaban.
10) La confianza en la ciencia y en la racionalidad humana, en definitiva, los rasgos ilustrados del positivismo, indujeron a algunos marxistas a considerar que la acostumbrada interpretación marxista -según la cual el positivismo no es más que la ideología de la burguesía en la segunda mitad del siglo xix- es insuficiente y, en cualquier caso, posee un carácter reductivo.



 Desarrollo histórico.


 A principios del siglo XX un grupo de filósofos interesados en la evolución de la ciencia moderna, rechazaron las ideas positivistas tradicionales que creían en la experiencia personal como base del verdadero conocimiento y resaltaron la importancia de la comprobación científica. Este grupo fue conocido como los positivistas lógicos entre los que se encontraban el austriaco Ludwig Wittgenstein y los filósofos británicos Bertrand Russell y George Edward Moore. El Tractatus logico-philosophicus (1921) resultó tener una influencia decisiva en el rechazo de las doctrinas metafísicas por su carencia de sentido y la aceptación del empirismo como una materia de exigencia lógica.
 Los positivistas hoy en día, que han rechazado la llamada escuela de Viena, prefieren denominarse a sí mismos empiristas lógicos para disociarse de la importancia que dieron los primeros pensadores a la comprobación científica.
Mantienen que el principio de verificación en sí mismo es inverificable en el campo filosófico.


El Positivismo






Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los que proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la metafísica. El positivismo es una mutilación de la inteligencia humana, que hace posible, no sólo, la metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida a una nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la idea general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema religioso, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.



  • Evolución.


El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa deconducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto. Numerosos discípulos de Comte rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las doctrinas de Comte fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofossociales británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico austriaco Ernst Mach.





Comte, Augusto (1798-1857).



Filósofo positivista francés, y uno de los pioneros de la sociología. Nació en Montpellier el 19 de enero de 1798. Desde muy temprana edad rechazó el catolicismo tradicional y también las doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la Escuela Politécnica de París desde 1814 hasta 1816, pero fue expulsado por haber participado en una revuelta estudiantil. Durante algunos años fue secretario particular del teórico socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, cuya influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras. Los últimos años del pensador francés quedaron marcados por la alienación mental, las crisis de locura en las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Murió en París el 5 de septiembre de 1857.
Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte ofrecía una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción.

Afirmaba que del estudio empírico del proceso histórico, en especial de la progresión de diversas ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley que denominó de los tres estadios y que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos estadios en su voluminosa obra Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842). Dada la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico o positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo muy elemental apelando a la voluntad de los dioses o de un dios. En el estadio metafísico los fenómenos se explican invocando categorías filosóficas abstractas. El último estadio de esta evolución, el científico o positivo, se empeña en explicar todos los hechos mediante la aclaración material de las causas. Toda la atención debe centrarse en averiguar cómo se producen los fenómenos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas a su vez a verificaciones observacionales y comprobables. La obra de Comte es considerada como la expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas son la adecuada fuente de conocimiento.

Cada uno de estos estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitudes políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en esas nociones que hablan del Derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato social, la igualdad de las personas o la soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza por el análisis científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización política. Bastante crítico con los procedimientos democráticos, Comte anhelaba una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara métodos de la ciencia para resolver los problemas humanos y para imponer las nuevas condiciones sociales.
Aunque rechazaba la creencia en un ser transcendente, reconocía Comte el valor de la religión, pues contribuía a la estabilidad social. En su obra Sistema de Política Positiva (1851-1854; 1875-1877), propone una religión de la humanidad que estimulara una benéfica conducta social. La mayor relevancia de Comte, sin embargo, se deriva de su influencia en el desarrollo del positivismo.





La Ley de los tres Estados.

Según Comte, los conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el individuo como en la especie humana. La ley de los tres estados, fundamento de la filosofía positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres estados se llaman:
Teológico.
Metafísico.
Positivo.

Estado Teológico:
Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:
Fetichismo: en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino.

Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a una serie de divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques, etc.

Monoteísmo:

la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y concentrados en uno llamado Dios.

En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las épocas, y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte de esta concepción para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico es irremplazable.

Estado Metafísico:



O estado abstracto, es esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa intermedia entre el estado teológico y el positivo. En el se siguen buscando los conocimientos absolutos. La metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas que le confieren su nombre de ontología. Las ideas de principio, causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las cosas, si bien inherente a ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano, se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el carácter del estado metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la adultes.
Estado Positivo:
Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias. Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene a al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo las leyes de los fenómenos.


EL CARACTER SOCIAL DEL ESPIRITU POSITIVO.




El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es la condición de que haya un autoridad social suficiente, y esto refuerza el carácter histórico del positivismo.
Comte, fundador de la Sociología, intenta llevar al estado positivo el estudio de la Humanidad colectiva, es decir, convertirlo en ciencia positiva. En la sociedad rige también, y principalmente, la ley de los tres estados, y hay otras tantas etapas, de las cuales, en una domina lo militar.
Comte valora altamente el papel de organización que corresponde a la iglesia católica; en la época metafísica, corresponde la influencia social a los legistas; es la época de la irrupción de las clases medias, el paso de la sociedad militar a la sociedad económica; es un período de transición, crítico y disolvente; el protestantismo contribuye a esta disolución. Por último, al estado positivo corresponde la época industrial, regida por los intereses económicos, y en ella se ha de restablecer el orden social, y este ha de fundarse en un poder mental y social.



EL POSITIVISMO Y LA FILOSOFÍA.




Es aparentemente, una reflexión sobre la ciencia. Después de agotadas éstas, no queda un objeto independiente para la filosofía, sino ellas mismas; la filosofía se convierte en teoría de la ciencia. Así, la ciencia positiva adquiere unidad y conciencia de sí propia. Pero la filosofía, claro es, desaparece; y esto es lo que ocurre con el movimiento positivo del siglo XIX, que tiene muy poco que ver con la filosofía.
Pero en Comte mismo no es así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que efectivamente hace. Y hemos visto que:
Es una filosofía de la historia (la ley de los tres estados).
Una teoría metafísica de la realidad, entendida con caracteres tan originales y tan nuevos como el ser social, histórica y relativa.
Una disciplina filosófica entera, la ciencia de la sociedad; hasta el punto de que la sociología, en manos de los sociólogos posteriores, no ha llegado nunca a la profundidad de visión que alcanzó en su fundador.
Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del positivismo, el que hace que sea realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los positivistas, filosofía.

EL SENTIDO DEL POSITIVISMO.

Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber positivo se atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir, sin saltar por encima para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas, sino sólo leyes. Y gracias a esta austeridad logra esas leyes; y las posee con precisión y con certeza.
Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y la reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se da el carácter histórico de esta filosofía, que puede explicar el pasado entero.

El Positivismo


El positivismo designa el movimiento dirigido en el siglo XIX y XX a exaltar los hechos en contra de las ideas, a resaltar las ciencias experimentales frente a las teóricas, y las leyes físicas y biológicas contra las construcciones filosóficas, el cual fue iniciado por Auguste Comte (1798 – 1875), quien afirmaba que el espíritu humano había superado tres estados:



El estado teológico.
El estado metafísico
El estado positivo.



En el siglo XIX los críticos del Kantisismo tomaron dos posiciones filosóficas radicalmente opuestas respecto a la metafísica, que revivieron el problema del ser: el idealismo de Hegel, que intento explicar el ser a partir de la sola razón; y el positivismo de Comte, que intento explicar la realidad a partir de la sola experiencia de los sentidos.

La filosofía positivista de Comte difiere radicalmente del idealismo de Hegel. Para los positivistas, lo único real y existente era aquello que puede ser experimentado, medido y catalogado a traves del método científico. Todo lo demás era falso e ilusorio. Por lo tanto, las proposiciones de la metafísica no pueden considerarse como verdaderas, pues sus contenidos no provienen de la experiencia.

Para Comte, la metafísica era un modo de conocer propio de una epoca de la humanidad, que estaba condenada a ser superada por la epoca positivista, en donde las ilusiones de la razón, aquellas ideas que no tenían base en la realidad positiva, seria desechadas y olvidadas.



August Comte






Nació en Montpellier, fue educado en el catolicismo pero perdió la fe durante su adolescencia, mientras hacia sus estudios como interno en el liceo. Matemático precoz, entro en la escuela politécnica de Paris a los 16 años. En 1817 fue nombrado secretario de Saint – simón, Su relación con este personaje le hace tomar conciencia de los
problemas políticos y sociales, además de completar su formación intelectual.


En 1842 escribe”Curso de Filosofía positiva”, su obra más trascendental desde el punto de vista económico y social. Para Comte la filosofía surge de la colectividad, no del individuo.


Sus obras más importantes son:
Sistema de política positiva,
El catecismo del positivismo
El discurso sobre el espíritu positivo



El positivismo se considera el principio fundamental para el verdadero conocimiento, en donde el saber solo es posible desde la experiencia adquirida por los sentidos. Esta se considera como la fuente y el criterio ultimo de la certeza. El positivismo desea establecer una clara identidad entre el conocimiento científico y el conocimiento filosófico.


Dentro de las influencias generadas por la filosofía comteana hay que destacar el positivismo ingles, que se caracteriza por dos grandes tendencias:


El utilitarismo: es un positivismo ético, cuyo fin ultimo es la consecución de la felicidad. Lo mejor es lo más útil, por lo cual la utilidad se convierte en la base o medida de la moralidad.


El pragmatismo: es un empirismo que concibe la verdad en términos de utilidad y de éxito. Privilegia la acción sobre los principios teóricos, por lo que considera el valor practico como criterio de verdad.

El sentido positivista se entiende como algo útil y real, traducido en un sentimiento de solidaridad que llega a todas las clases sociales sin excepción, en consecuencia la ciencia
tendría que abarcar aquellas actividades que promovieran desarrollo.


El orden y el progreso son los principales componentes del Estado y los responsables de la felicidad
Su relación sentimental tuvo tropiezos; Comte se caso muy joven con una mujer que tuvo que ganarse la vida como prostituta, su relación no era la mejor luego Comte se enamora de Clotilde de Vaux la cual influye en su pensamiento que a partir de este momento aboga por formar una religión en la que los grandes hombres fueran los verdaderos santos. esta señora fallece un año después del inicio de la relacion.



Ernst Mach:





 fue un destacado físico austriaco, además de filósofo y psicólogo. En sus labores investigativos, logró establecer importantes principios para la óptica, la acústica, la mecánica, y la dinámica ondulatoria. Además, propugnó la idea de que todo el conocimiento es una organización conceptual y que apoyó la visión que todo el conocimiento es una organización conceptual de los datos que se obtienen a través de la experiencia sensorial o de la observación.
Se desempeño como profesor de física en 1901 en Viena. Su principal interés fue el estudio de la naturaleza y algunos principios físicos, en especial de la mecánica, uso en sus investigaciones un método a la vez histórico y analítico; el primero para hallar la naturaleza intrínseca; y el segundo para observar la manera como se desarrollaron estos. Para Mach, conceptos tales como el de yo, son un complejo de sensaciones, las cuales pueden ser de diverso genero: sabor, color, temporales, espaciales, dolor, placer, etc. Descarta la existencia de realidades físicas y síquicas antagónicas entre sí, ambos aspectos lo son de una misma realidad.



POINTCARÉ HENRI (1854 – 1912)




Científico - filosofo francés, estudió en la Escuela Politécnica y en la Escuela Superior de Minas de París. Enseñó en la Universidad de Caen desde 1879 hasta 1881; fue conferenciante en la Universidad de París desde 1881 hasta 1885, fecha en la que fue nombrado profesor de mecánica física y después de física matemática (1886) y mecánica celeste (1896)
Uno de los más celebre sustentadores del llamado convencionalismo, tesis que intenta demostrar las leyes científicas solo proporcionan informaciones parciales o subjetivas sobre el curso de los fenómenos y probar que, para superar esta limitación, es preciso recurrir a otras actividades del espíritu humano.
Dentro de las investigaciones epistemológicas sobresalen sus observaciones acerca del espacio y la explicación mecánica de los fenómenos. Sobre el primer tema, y a partir del descubrimiento de las geometrías que corresponde a la naturaleza del espacio real; para él, los axiomas geométricos no son ni juicios sintéticos a priori ni hechos experimentales, de manera que la geometría no es una ciencia necesaria, ni una física, sino una idealización de la experiencia.Para Poncaré, la misión principal de la ciencia consiste en informarnos sobre las relaciones entre objetos, lo cual se cristaliza en las leyes físicas


CHARLES PEIRCE (1839 – 1914)





Filósofo y físico estadounidense, nacido en Cambridge (Massachussets). Cursó estudios en la Universidad de Harvard. Entre 1864 y 1884 dio clases de manera intermitente de lógica y filosofía en las universidades Johns Hopkins y Harvard, y en 1877 fue el primer delegado estadounidense en el Congreso Internacional Geodésico.
Fundador del método filosófico denominado pragmatismo, al que más tarde se denomino pragmaticismo, sugiere buscar en sus efectos prácticos el significado de las ideas y ve en creencias las reglas de acción originadas por el pensamiento; por esto, según él en la acción y solo en ella, encuentra su sentido y valor en el pensamiento;


ESTADOS DEL POSITIVISMO



Comte afirma que en todos los campos de su actividad, la humanidad evoluciona al pasar por tres fases sucesivas:


  • El estado teológico, durante el cual la humanidad explico los fenómenos recurriendo al mito y a la creencia.

  • El estado metafísico, durante el cual el hombre supera el estado teológico, haciendo uso de la razón.

  • El ultimo estado, el más perfecto, es el positivo o real, que supera los dos anteriores.

EL POSITIVISMO EN AMERICA

A mediados del siglo XIX la sociedad y la educación en América Latina seguían presentando esquemas coloniales, a pesar de la dura critica surgida a partir de la ilustración. Por tanto, sé hacia necesario un pensamiento que atacara esas viejas formas coloniales y que propusiera un nuevo camino para llegar a la verdad, distinto del método escolástico.

Una novedosa corriente filosófica, el positivismo, proporciono entonces a los pensadores latinoamericanos los fundamentos teóricos para hallar la verdad de las cosas en los hechos y en los fenómenos.

Los pensadores latinoamericanos asimilaron la doctrina positivista, creada por Comte, y la aplicaron a nuestra realidad. Con el positivismo se lograron superar los rezagos coloniales y se creo una conciencia empírica.

El país que recibió más influencia del positivismo fue México. Allí marcó la vida política, educativa y social, al punto que Gabino Barreda, discípulo de Comte, organizo la educación del país por encargo del gobierno.



EL ANTIPOSITIVISMO



El positivismo recibió duras críticos a comienzos del siglo XX, debido a que hacia demasiado énfasis en lo experimental y rechazaba toda expresión relacionada con la espiritualidad e interioridad del hombre latinoamericano.

Esta reacción dio lugar al comienzo de una nueva etapa en el desarrollo del pensamiento de América Latina, cuando un grupo de pensadores, entre 1900 y 1930, teniendo como base las corrientes Europeas del historicismo y el vitalismo, empezó a hacer aportes originales. Las principales características de este movimiento fueron: el estudio del hombre latinoamericano, resaltando el fenómeno del mestizage; el análisis de ciertas circunstancias que entorpecían la creación filosófica, tales como el dogmatismo y la superficialidad; la toma de posición frente a la situación de dependencia cultural del continente a la simple imitación.

ESTRUCTURAS DE LA SOCIEDAD



Auguste Comte plantea la existencia de unas estructuras sociales básicas, permanentes y siempre idénticas, aunque éstas progresan y se perfeccionan a medida que la sociedad pasa de un estadio a otro.



Estas estructuras sociales básicas son fundamentalmente las siguientes:

La familia, que proporciona la verdadera unión social y en la que el papel rector lo lleva el hombre;
La propiedad privada;
Los poderes espirituales y temporales en mutua relacion.


Los sociólogos positivistas, advirtieron el peligro tanto de las teorías del contrato, en las que el individuo parece tener la explicación total de la sociedad, como la del universalismo social de Hegel, que puede anular al individuo. Por eso explicaron el origen de la sociedad como una interacción entre individuos y grupos.

CLASIFICACION DE LAS CIENCIAS

Se admiten seis únicas ciencias fundamentales que constituyen una jerarquía muy bien estructurada en la cual cada una ocupa un lugar preciso no intercambiable con el otra, así:


  • matemática
  • astronomía
  • física
  • química
  • fisiología
  • sociología
Para Comte cada una de las seis ciencias fundamentales se encuentra sometida a una evolución gradual pasando por los tres estadios consecutivos.

Tiempo después coloca la ética como la séptima ciencia fundamental y como la ultima y más alta de todas.

RELIGIÓN POSITIVA

Conjunto de creencias y practicas religiosas basadas en dogmas y manifestadas en cultos consignados dentro de una normatividad. Son religiones positivas el judaísmo, el cristianismo, el islamismo y budismo. Con esta religión se estimulo una benéfica conducta social.


EL POSITIVISMO INFLUENCIA EN UNA IDEOLOGÍA MODERNA



“El positivismo”: Nombre que se le asigna a una corriente filosófica del siglo XIX, que exalta los hechos en contra de las ideas, las ciencias experimentales o empíricas frente a las teóricas y las leyes físicas y biológicas contra las construcciones filosóficas, en donde se busca formar una línea directriz de las ciencias que las organice y forme una secuencia entre ellas; muestra la evolución de la humanidad al pasar por tres fases (estadios): El teológico, metafísico y científico o positivo (ver estadios de Comte); Bajo estos criterios de positivismo y más exactamente del positivismo científico es claro un fomento de los procesos ideológicos vividos en la humanidad moderna, la critica del entorno, de la tradición y el cambio renovador que genera una ruptura estructural en la ciencia.

La evolución según Comte era dejar atrás la estructura totalmente pasiva que dejaba una época antigua y medieval; marcada por la imagen de un ser, ente o organismo sobrenatural que explicara los hechos y acontecimientos del mundo. En cambio desea fomentar la explicación de los hechos y buscar la tan anhelada y esquiva “verdad”: por la experiencia, por lo tangible, observable y vivenciable de esta manera crea en la modernidad un incentivo a la observación y por lo tanto de critica sobre los criterios del conocimiento.

Al experimentar y descubrir un mundo más “razonable” en donde los acontecimientos son objetivos y menos mágicos, se deslumbra que la tradición es refutable y que lo que jamás podrá negarse es lo que a los ojos de todos sea verificable.


Los avances que genera un pensamiento positivo son bastantes considerables, puesto que incentiva a la investigación importante en un espacio ideológico moderno donde el cambio y el descubrir el mundo son la base de sociedad.


Isadore Aguste Comte: el precursor o padre del positivismo nació bajo una estricta familia católica (“Es comprensible entonces su deseo obsesivo de cambiar su dogma religioso”), al parecer Comte tubo serios problemas con sus relaciones amorosas, su situación económica y su cordura; es claro el porque sus acciones arbitrarias de alejar las ideas por los hechos, “es mejor vivir y observar que pensar en una vida con tantas carencias”.

No obstante, las ideas de experimentación de Comte; Ejerce un pobre pero útil método de organización de las ciencias mostrándolas como un todo subdivididas pero con una dependencia teórica mutua y con un orden de desarrollo histórico, que ha contribuido a medida que pasa el tiempo a una disminución o reducción del pensamiento para un incremento del conocimiento: Esto es positivo puesto que un estudio estructural positivo de las ciencias crea una persona y una sociedad más integra, “sabia” y por ende competitiva, sin embargo es difícil pretender adquirir o conocer la ciencia como un todo ya que seria superficial y no habría una entera profundización de la ciencia como general.



El desarrollo que asignó Comte a la evolución de la humanidad, es un paso importante ya que muestra una nueva visión y abre los ojos al mundo moderno que deja atrás toda explicación teológica de los fenómenos del universo, aunque el positivista es bastante radical ya que es considerable y evidente además el desarrollo que genera la genética y el átomo, con estas posiciones es demostrable que el extremismo es siempre nocivo para la sociedad.

EL POSITIVISMO

Consiste en no admitir como validos científicamente otros conocimientos, sino los que proceden de la experiencia, rechazando, por tanto, toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la metafísica. El positivismo es una mutilación de la inteligencia humana, que hace posible, no sólo, la metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los principios ideales, queda reducida a una nomenclatura de hechos, y la ciencia es una colección de experiencias, sino la idea general, la ley que interpreta la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema religioso, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.
·         Evolución.
El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto. Numerosos discípulos de Comte rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las doctrinas de Comte fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico austriaco Ernst Mach.

  • ·         Comte, Augusto (1798-1857).

Filósofo positivista francés, y uno de los pioneros de la sociología. Nació en Montpellier el 19 de enero de 1798. Desde muy temprana edad rechazó el catolicismo tradicional y también las doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la Escuela Politécnica de París desde 1814 hasta 1816, pero fue expulsado por haber participado en una revuelta estudiantil. Durante algunos años fue secretario particular del teórico socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, cuya influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras. Los últimos años del pensador francés quedaron marcados por la alienación mental, las crisis de locura en las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Murió en París el 5 de septiembre de 1857.
Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte ofrecía una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción.
Afirmaba que del estudio empírico del proceso histórico, en especial de la progresión de diversas ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley que denominó de los tres estadios y que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos estadios en su voluminosa obra Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842). Dada la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico o positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se explican de un modo muy elemental apelando a la voluntad de los dioses o de un dios. En el estadio metafísico los fenómenos se explican invocando categorías filosóficas abstractas. El último estadio de esta evolución, el científico o positivo, se empeña en explicar todos los hechos mediante la aclaración material de las causas. Toda la atención debe centrarse en averiguar cómo se producen los fenómenos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas a su vez a verificaciones observacionales y comprobables. La obra de Comte es considerada como la expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas son la adecuada fuente de conocimiento.
Cada uno de estos estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitudes políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en esas nociones que hablan del Derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato social, la igualdad de las personas o la soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza por el análisis científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización política. Bastante crítico con los procedimientos democráticos, Comte anhelaba una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara métodos de la ciencia para resolver los problemas humanos y para imponer las nuevas condiciones sociales.
Aunque rechazaba la creencia en un ser transcendente, reconocía Comte el valor de la religión, pues contribuía a la estabilidad social. En su obra Sistema de Política Positiva (1851-1854; 1875-1877), propone una religión de la humanidad que estimulara una benéfica conducta social. La mayor relevancia de Comte, sin embargo, se deriva de su influencia en el desarrollo del positivismo.

·         La Ley de los tres Estados.

Según Comte, los conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el individuo como en la especie humana. La ley de los tres estados, fundamento de la filosofía positiva, es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres estados se llaman:
·         Teológico.


·                     Metafísico.
·                     Positivo.
·                     Estado Teológico:

Es ficticio, provisional y preparatorio. En él, la mente busca las causas y los principios de las cosas, lo más profundo, lejano e inasequible. Hay en él tres fases distintas:

  • ·         Fetichismo: en que se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino.

·               Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a una serie de divinidades, cada una de las cuales presenta un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques, etc.


·          Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y concentrados en uno llamado Dios.


En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la disposición primaria de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las épocas, y solo una lenta evolución puede hacer que el espíritu humano de aparte de esta concepción para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico es irremplazable.
·         Estado Metafísico:
O estado abstracto, es esencialmente crítico, y de transición, Es una etapa intermedia entre el estado teológico y el positivo. En el se siguen buscando los conocimientos absolutos. La metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas. Pero para ello no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas que le confieren su nombre de ontología. Las ideas de principio, causa, sustancia, esencia, designan algo distinto de las cosas, si bien inherente a ellas, más próximo a ellas; la mente que se lanzaba tras lo lejano, se va acercando paso a paso a las cosas, y así como en el estado anterior que los poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el carácter del estado metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la adultes.

·         Estado Positivo:

Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente humana se atiene a las cosas. El positivismo busca sólo hechos y sus leyes. No causas ni principios de las esencias o sustancias. Todo esto es inaccesible. El positivismo se atiene a lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene a al fin ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo las leyes de los fenómenos.


·         EL CARACTER SOCIAL DEL ESPIRITU

 POSITIVO.




El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es la condición de que haya un autoridad social suficiente, y esto refuerza el carácter histórico del positivismo.
Comte, fundador de la Sociología, intenta llevar al estado positivo el estudio de la Humanidad colectiva, es decir, convertirlo en ciencia positiva. En la sociedad rige también, y principalmente, la ley de los tres estados, y hay otras tantas etapas, de las cuales, en una domina lo militar.
Comte valora altamente el papel de organización que corresponde a la iglesia católica; en la época metafísica, corresponde la influencia social a los legistas; es la época de la irrupción de las clases medias, el paso de la sociedad militar a la sociedad económica; es un período de transición, crítico y disolvente; el protestantismo contribuye a esta disolución. Por último, al estado positivo corresponde la época industrial, regida por los intereses económicos, y en ella se ha de restablecer el orden social, y este ha de fundarse en un poder mental y social.

·         EL POSITIVISMO Y LA FILOSOFIA.

Es aparentemente, una reflexión sobre la ciencia. Después de agotadas éstas, no queda un objeto independiente para la filosofía, sino ellas mismas; la filosofía se convierte en teoría de la ciencia. Así, la ciencia positiva adquiere unidad y conciencia de sí propia. Pero la filosofía, claro es, desaparece; y esto es lo que ocurre con el movimiento positivo del siglo XIX, que tiene muy poco que ver con la filosofía.
Pero en Comte mismo no es así. Aparte de lo que cree hacer hay lo que efectivamente hace. Y hemos visto que:
1.       Es una filosofía de la historia (la ley de los tres estados).
2.     Una teoría metafísica de la realidad, entendida con caracteres tan originales y tan nuevos como el ser social, histórica y relativa.
3.     Una disciplina filosófica entera, la ciencia de la sociedad; hasta el punto de que la sociología, en manos de los sociólogos posteriores, no ha llegado nunca a la profundidad de visión que alcanzó en su fundador.
Este es, en definitiva, el aspecto más verdadero e interesante del positivismo, el que hace que sea realmente, a despecho de todas las apariencias y aun de todos los positivistas, filosofía.

·         EL SENTIDO DEL POSITIVISMO.

Esta ciencia positiva es una disciplina de modestia; y esta es su virtud. El saber positivo se atiene humildemente a las cosas; se queda ante ellas, sin intervenir, sin saltar por encima para lanzarse a falaces juegos de ideas; ya no pide causas, sino sólo leyes. Y gracias a esta austeridad logra esas leyes; y las posee con precisión y con certeza.
Una y otra vez vuelve Comte, del modo más explícito, al problema de la historia, y la reclama como dominio propio de la filosofía positiva. En esta relación se da el carácter histórico de esta filosofía, que puede explicar el pasado entero


EL NEOPOSITIVISMO Y LA FILOSOFÍA ANALÍTICA



            Esta corriente cobró un gran auge en el s. XX, sobre todo en el área anglosajona, llegando a ser considerada como la única filosofía verdadera y la única válida para la época contemporánea.  Bajo el nombre de movimiento analítico se desarrollan distintas concepciones filosóficas, como el neopositivismo y el neoempirismo que, aun manteniendo posiciones opuestas en algunos puntos, mantienen en común los siguientes rasgos.

·        Una crítica a la metafísica al no considerarla como saber absoluto.
·        Una actitud filosófica con una marcada tendencia empirista al intentar introducir los resultados de la investigación científica experimental en los esquemas del pensamiento lógico.
·        Un análisis exhaustivo del lenguaje como método y tarea específicos de la filosofía.  Este  análisis no se justifica del mismo modo en las diversas corrientes, ya que no profesan una distinta concepción del mismo.
·        Concepción de la filosofía como saber no-sustantivo, es decir, no positivo, o sea, como simple preparación para la ciencia.








EL MARXISMO




El marxismo, o socialismo científico, es el nombre dado al conjunto de ideas concebidas por primera vez por Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895). En su totalidad, estas ideas proporcionan una base teórica completamente elaborada para la lucha de la clase obrera para alcanzar una forma superior de sociedad humana - el socialismo.
Si bien las concepciones del marxismo han sido posteriormente desarrolladas y enriquecidas por la experiencia histórica de la propia clase obrera, sus ideas fundamentales siguen siendo inamovibles, proporcionando una base firme para el movimiento obrero en la actualidad. Ni antes, ni desde la época de Marx y Engels, se ha presentado ninguna teoría superior, más veraz o científica para explicar el movimiento de la sociedad y el papel de la clase obrera en este movimiento. El conocimiento del marxismo, por tanto, le proporciona al proletariado la teoría necesaria para llevar a cabo la gran tarea histórica de transformar la sociedad en líneas socialistas.
Es este hecho el que explica los constantes y amargos ataques a todos los aspectos del marxismo llevados a cabo por todo tipo de defensores del orden social existente - desde los conservadores hasta los reformistas pequeñoburgueses, desde el sacerdote jesuita hasta el profesor universitario.
Por la furia misma de estos ataques, así como por el hecho de que han de mantenerse de forma continua pese a que cada uno de los expertos de turno presuma siempre de haber “eliminado finalmente” el marxismo, los miembros más avanzados del movimiento obrero pueden deducir dos cosas:
En primer lugar, que los defensores del capitalismo reconocen en el marxismo el desafío más peligroso para su sistema, y con ello también confiesan al mismo tiempo la verdad que contiene, a pesar de todos sus intentos por "refutarlo".
En segundo lugar, que, lejos de desaparecer bajo el montón de abusos, "exposiciones" chapuceras y flagrantes distorsiones, las teorías de Marx y Engels están ganando terreno, especialmente entre las capas activas del movimiento obrero, donde un número creciente de trabajadores, bajo el impacto de la crisis del capitalismo, se esfuerzan por descubrir el auténtico significado de las fuerzas que dan forma a sus vidas, con el fin de ser capaces de influir y decidir conscientemente su propio destino.
Las teorías del marxismo le proporcionan al trabajador pensante el necesario entendimiento a tal fin - un hilo capaz de conducirlo a través del laberinto confuso de los acontecimientos, de los complejos procesos de la sociedad, de la economía, de la lucha de clases, de la política. Armado con esta espada, el trabajador puede cortar el nudo gordiano que lo ata al más poderoso obstáculo en el camino al progreso para sí mismo y para su clase - la ignorancia.
Es para mantener este nudo firmemente atado que los representantes a sueldo de la clase dominante luchan con todas sus fuerzas para desacreditar al marxismo ante los ojos de la clase obrera. Es un deber de todo trabajador serio en el movimiento obrero estudiar las teorías de Marx y Engels, como un requisito previo esencial para la conquista de la sociedad por la clase trabajadora.
Sin embargo, hay obstáculos en el camino de la lucha de los trabajadores hacia la teoría y la comprensión que son mucho más difíciles de resolver que los garabatos de los sacerdotes y profesores. Una persona que se ve obligada a trabajar largas horas en la industria, que no se ha beneficiado de una educación decente y, en consecuencia, no tiene el hábito de leer, encuentra una gran dificultad en la absorción de algunas de las ideas más complejas, sobre todo en un principio. Sin embargo, era para los trabajadores para quienes Marx y Engels escribían, no para estudiantes y personas de clase media "inteligentes".
"Todo comienzo es difícil", no importa de qué ciencia estemos hablando. El marxismo es una ciencia y por lo tanto le exige mucho al principiante. Sin embargo, todo trabajador que esté activo en los sindicatos o en un partido obrero sabe que nada vale la pena si no se alcanza con cierto grado de lucha y sacrificio. Es a los activistas del movimiento obrero a quienes se dirige el presente folleto.
Al trabajador activo que esté dispuesto a perseverar, se le puede prometer una cosa: una vez que haya realizado el esfuerzo inicial para familiarizarse con ideas nuevas y desconocidas, la teoría marxista le aparecerá como fundamentalmente directa y sencilla. Por otra parte - y hay que hacer hincapié en ello - el trabajador que adquiera mediante el esfuerzo paciente una comprensión del marxismo se convertirá a su vez en mejor teórico que la mayoría de los estudiantes, tan sólo porque podrá comprender las ideas no sólo en abstracto, sino concretamente, al aplicarlas a su propia vida y trabajo.
Todas las clases explotadoras tratan de justificar moralmente su dominio de clase al presentarlo como la forma más alta, más natural del desarrollo social, ocultando deliberadamente el sistema de explotación, disfrazando y distorsionando la verdad. La clase capitalista actual, a través de sus mercenarios profesionales y seguidores, ha minuciosamente desarrollado toda una nueva filosofía y moral para justificar su posición dominante en la sociedad.
La clase obrera, por el contrario, no tiene ningún interés material en distorsionar la verdad, y se da por tarea poner al descubierto las realidades del capitalismo con el fin de preparar conscientemente su emancipación. Lejos de buscar una posición especial para sí misma, la clase obrera tiene como objetivo abolir el capitalismo y con ello las diferencias de clase y los privilegios. Para ello debe rechazar el punto de vista de los capitalistas, y buscarse para sí misma un nuevo método, marxista, de comprensión.
El método marxista ofrece una visión más completa y rica de la sociedad y la vida en general, y despeja el velo de misticismo en la comprensión del desarrollo humano y social. La filosofía marxista explica que el motor de la historia no se halla ni en "grandes hombres", ni en lo sobrenatural, sino que se deriva del propio desarrollo de las fuerzas productivas (industria, ciencia, técnica, etc) en sí mismo. Es la economía, en última instancia, la que determina las condiciones de vida, los hábitos y la conciencia de los seres humanos.
Cada nueva reorganización de la sociedad - ya sea la esclavitud, el feudalismo o el capitalismo - ha dado paso a un enorme desarrollo de las fuerzas productivas que a su vez dio a los hombres y las mujeres un mayor poder sobre la naturaleza. Tan pronto como un sistema social se muestra incapaz de desarrollar estas fuerzas de producción, es cuando la sociedad entra en una época de revolución. Sin embargo, en el caso del cambio del capitalismo al socialismo, el proceso no es automático, sino que requiere la intervención consciente de la clase obrera para llevar a cabo esta tarea histórica. Si no lo hace, esto a largo plazo allanaría el camino para el advenimiento de la reacción y, finalmente, una guerra mundial.
El capitalismo ha vuelto a entrar en una nueva crisis económica mundial que resulta en un desempleo masivo en las líneas de la década de 1930. Las seudo teorías de los economistas capitalistas han demostrado ser totalmente incapaces de impedir las recesiones, lo que ha impulsado a la clase dominante a deshacerse del keynesianismo y volver a adoptar las medidas antiguas de "finanzas sanas" del monetarismo. En lugar de resolver la situación, este último programa ha servido para profundizar y prolongar la crisis.
Sólo el marxismo ha sido capaz de exponer las contradicciones del capitalismo que resultan periódicamente en recesiones y depresiones. El capitalismo ha agotado por completo su papel histórico en el desarrollo de la base productiva de la sociedad. Constreñidas por el Estado nacional y la propiedad privada, las fuerzas productivas son sistemáticamente destruidas debido a la sobreproducción masiva de mercancías y capitales.
Tal y como Marx y Engels explicaron:
“En esas crisis una epidemia social que en cualquier época anterior hubiera parecido absurda se extiende sobre la sociedad: la epidemia de la superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora la han dejado esquilmada, sin recursos para subsistir; la industria, el comercio están a punto de perecer. ¿Y todo por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados recursos, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no sirven ya para fomentar el régimen burgués de la propiedad; son ya demasiado poderosas para servir a este régimen, que constituye un obstáculo para su desarrollo. Y cada vez que las fuerzas productivas salvan este obstáculo, siembran el desorden en toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de la propiedad burguesa. (Marx & Engels, El Manifiesto Comunista).

El presente folleto reúne por primera vez en castellano los tres suplementos del Boletín de Estudios Marxistas de Gales del Sur (publicados por primera vez en la década de 1970) como una pequeña contribución a la sed creciente de ideas marxistas.
Este folleto sin embargo, no está destinado a proporcionar una exposición completa del marxismo, sino a ayudar al trabajador-estudiante en su aproximación al tema, dando un esbozo de algunas ideas básicas.
El estudio del marxismo reposa sobre tres categorías principales, que corresponden en términos generales a la filosofía, la historia social y la economía, o llamándolos por sus nombres correctos, el materialismo dialéctico, el materialismo histórico y la teoría del valor-trabajo. Estas son las famosas "tres partes integrantes del marxismo" a las que se refería Lenin.

EL MARXISMO


Tres sentidos clásicos del término «marxismo»

1º. Económico-sociológico: En este sentido, el marxismo equivale a una teoría de la realidad social, una crítica a un modelo de sociedad y a unos modos de producción económica: la sociedad burguesa capitalista. Lleva a cabo una crítica de la economía política, y desarrolla una teoría de la historia, con pretensiones de cientificidad.

2º. Político: Es una práctica o acción política revolucionaria orientada a transformar las estructuras económicas, políticas y sociales, porque considera intolerable el grado de alienación que vive el ser humano. «Los filósofos hasta ahora se han limitado a interpretar, de muy diversas formas, el mundo; pero lo que importa ahora es transformarlo».

3º. Crítico-filosófico: Es una crítica de la filosofía, o de la función que ha venido desarrollando hasta ahora. Marx criticó, sobre todo, el idealismo de Hegel y el materialismo mecanicista de Feuerbach. El marxismo, además de criticar la filosofía, presenta su propia visión del mundo, del hombre y de la historia, e intenta dar un paso más en la clarificación racional de la conciencia que inició la Ilustración.

[4º] En un sentido más amplio, puede considerarse marxismo la obra de Carlos Marx, pues fue quien mejor sistematizó la doctrina filosófica que recibe hoy ese nombre. Engels completó y sistematizó las tesis de Marx, haciendo del marxismo una teoría no sólo sobre la sociedad y la historia, sino también sobre la naturaleza. Y después vinieron las diferentes «lecturas» que pretendieron adaptar las tesis de Marx a las circunstancias concretas de un país concreto: Lenin -escolástica soviética-; Althusser -científico-estructural-; Sartre -existencialista: el marxismo es una antropología de la revolución-; Escuela de Frankfurt -teoría crítica de la sociedad-; Lukács, Bloch y Gramsci -últimos desarrollos críticos de la teoría, recogiendo aportaciones de la sociología, la teoría política, la economía, etc.

 

• Carlos Marx 



No fue propiamente filósofo, sino más bien un economista y un sociólogo que prestó también atención a otros muchos campos: política, derecho, historia, estética y filosofía. Nació en Tréveris, Renania (1818) y murió en Londres, en 1895. Se educó en un ambiente liberal y democrático, opuesto al régimen absolutista prusiano. Estudió Derecho en Bonn y Berlín, pero se fue interesando cada vez más por la filosofía -«sin un sistema filosófico no se puede entender nada»-. En 1841 se doctoró en filosofía en Jena, con una tesis sobre «Diferencia entre las filosofías de Demócrito y Epicuro». Comenzó leyendo a Hegel y a Feuerbach en profundidad. Sus primeros trabajos fueron colaboraciones en periódicos de la burguesía renana, abordando problemas sociales. Prohibieron el periódico y marchó a París en 1843.

    Entra en contacto con los grupos revolucionarios socialistas, comunistas y asociaciones de obreros alemanes exiliados: Heine, Proudhon, Blanc, Bakunin. Comienza la amistad inseparable con Friedrich Engels. Escribe y estudia intensamente, al mismo tiempo que se comprometía en numerosas actividades políticas y sociales. Criticó todos los autores en los que había basado su formación anterior: la filosofía del Estado y del Derecho de Hegel, la economía política inglesa, etc. Publica La Sagrada Familia, 1845. Criticó a Feuerbach en las Tesis sobre Feuerbach, 1845. La ideología alemana, 1846 continúa esa línea. La miseria de la filosofía, 1847, contra el socialismo utópico de Proudhon. Manifiesto del partido comunista, 1848, junto con Engels. Se inicia ya la crítica de la economía capitalista y tiene ya las ideas fundamentales del materialismo histórico. Se decanta incondicionalmente en favor del proletariado, apoyado por la burguesía para realizar la revolución.
    En 1849 se traslada a Londres, y desde 1851 trabaja incansablemente en la biblioteca del British Museum, una de las mejor dotadas de Inglaterra, en medio de penurias económicas y enfermedades. Se dedicó por entero a estudiar la economía capitalista, y publicó muchísimos artículos sobre economía, actualidad política e historia. 1849: Contribución a la crítica de la economía política. En 1860 lee a Darwin y creyó encontrar en sus obras justificación de su punto de vista materialista y dialéctico. Su obra fundamental, El Capital, apareció en Hamburgo, en 1867. Marx, agotado y enfermo, participa entonces en la fundación de la Primera Internacional de los trabajadores (Londres, 1864). Tuvo muchos enfrentamientos con otros miembros de la Internacional, sobre las orientaciones a seguir. Con enorme esfuerzo preparó la publicación del segundo tomo de El Capital, terminado por Engels (1885).
Las fuentes de Marx fueron el pensamiento hegeliano, los hegelianos de izquierda, la economía política inglesa y el socialismo utópico. Contra ellos fue extremadamente crítico, pues consideró la filosofía como un medio para transformar el mundo, y siempre en relación con el Derecho, la Economía y la Política. Parece que pasó por una primera etapa más bien humanista, y otra segunda más madura y cientifista, el materialismo histórico.

1. La crítica de Marx al idealismo de Hegel

    Hegel había sido uno de los mejores continuadores del talante ilustrado, expresión de una filosofía madura capaz de lograr una síntesis de alcance similar a la de Kant. Con Hegel se consuma la madurez teórica e ideológica del pensamiento cristiano-burgués. No es de extrañar, por tanto, que Hegel sea una de los primeros objetivos de Kant.

a) Lo real y lo racional
Una de las ideas más conocidas de Hegel es la siguiente: «Todo lo racional es real y todo lo real es racional» (Principios de la filosofía del derecho). Puede significar tres cosas: [1ª] La realidad es de naturaleza racional, es decir, que la esencia de la realidad es la razón, el pensamiento; y las diversas manifestaciones de lo real no son más que manifestaciones del espíritu humano. [2ª] Todo lo que existe en la realidad es racional, satisface las exigencias de la razón. Por tanto, [3ª] toda la realidad social y política, tal y como está estructurada, es racional -se presta a justificar cualquier orden o estado social y político-.

b) La realidad como sujeto
La realidad, lo que nos rodea, no es más que un producto del pensamiento, pues el pensar rige al ser y a la realidad. El pensamiento se considera sujeto, y la realidad objeto. Pero en este caso el sujeto es más importante que el objeto, porque todo lo que sea objeto no es más que expresión, exteriorización y manifestación del sujeto.


c) La realidad como espíritu
Toda la realidad, para Hegel, es una gran unidad o sistema, cerrada y bien diseñada, de acuerdo con las exigencias de la razón. Es una unidad o sistema racional, y sólo el todo resulta verdadero. Las partes aisladas no son más que verdades parciales, limitadas. La verdad no está en un campo limitado del saber, sino en la relación de una idea con las demás del sistema. Sólo lo inteligible, comprensible, racionalizable y expresable en ideas es real.

d) El idealismo hegeliano. Afirma, resumidamente, lo que sigue:
1.      La realidad es razón, idea, espíritu (tesis ontológica).
2.      La idea o espíritu determina y origina las diversas formas de realidad (tesis epistemológica). Las ideas son el sujeto que originan los diferentes objetos de la naturaleza.
3.      La realidad es un sistema racional. Lo verdadero es el absoluto, y el absoluto es idea o espíritu.
Y sus consecuencias:

1) Respecto a la naturaleza humana, el hombre consiste fundamentalmente en razón: es una forma de espíritu o autoconciencia.

2) Respecto a la historia, está dirigida por el espíritu, que es el sujeto de la historia, y consiste en el desarrollo progresivo de la libertad -pero una libertad imaginaria de sujetos imaginarios-. El Estado es la mejor realización de la libertad, la plasmación empírica e histórica de las ideas.

3) Respecto a la filosofía del Derecho, significa que el orden social y político, la estructuración social y política que se da en el Estado, es plenamente racional: el orden político de su tiempo coincide con los principios de justicia y racionalidad que la razón impone. Hace posible, según Hegel, la realización del hombre.
Pero Marx señala que la existencia del proletariado contradice la supuesta racionalidad de lo social y lo político. El proletariado no está destinado a realizar las capacidades y aptitudes humanas, sino a todo lo contrario: la realidad de la razón, del derecho y de la libertad se convierte entonces en la realidad de la falsedad, la injusticia y la esclavitud.

4) En relación con la filosofía y la cultura, Marx critica con dureza su carácter puramente teórico y especulativo. La filosofía se ha limitado a reproducir, en el orden del pensamiento, algunos aspectos de la realidad. Según Hegel, «la filosofía llega siempre demasiado tarde: aparece sólo cuando la realidad ha cumplido y terminado su proceso de formación». El saber y la filosofía se convierten así en otra forma de ideología, instrumentos en manos de quienes tienen el poder social. El marxismo propondrá que la filosofía y la cultura son ante todo acción, praxis.


e) La ambigüedad de la filosofía hegeliana
    Hegel da pie a interpretaciones de talante muy conservador, pero también puede ser entendido como una invitación a la revolución y la transformación de la realidad. Cuando afirma que «todo lo real es racional», no intenta decir que lo que vemos ahora es racional -cosa que tiene muy poco de verdad-, sino que cualquier elemento de la realidad que no responda a las exigencias de la razón y no quede justificada ante ella, ha de ser cambiado y transformado hasta que sea verdaderamente racional. Asoma aquí el lado revolucionario de su filosofía: el mundo no puede concebirse como un conjunto de objetos terminados, sino como un conjunto de procesos en oposición: la dialéctica de la naturaleza y del saber.

La ambigüedad hegeliana facilitó que tanto izquierdas como derechas intentaran «apropiarse» de Hegel. Pero Marx siempre mantuvo y potenció los aspectos revolucionarios de la filosofía hegeliana: «Lo grandioso de la fenomenología hegeliana...: la dialéctica de la negatividad como principio motor y generador».

2. La crítica de Marx al materialismo de Feuerbach

Frente a toda interpretación idealista de la realidad, como la hegeliana, el marxismo es una teoría materialista de la realidad. Para el materialismo, «lo único real es la naturaleza: la naturaleza existe independientemente de toda filosofía; es la base sobre la que crecieron y se desarrollaron los hombres, que son también, de suyo, productos naturales; fuera de la naturaleza y de los hombres no existe nada, y los seres superiores que nuestra imaginación religiosa ha forjado no son más que otros tantos reflejos fantásticos de nuestro propio ser» (Engels). 


a) Crítica de Marx al «materialismo» feuerbachiano
1.      Es un materialismo mecanicista, siguiendo las doctrinas del s. XVIII, que intenta explicar la naturaleza por medio de causas mecánicas. Por eso
2.      Se muestra incapaz para concebir el mundo como un proceso, como una materia sujeta a desarrollo histórico. Para el mecanicismo clásico, el movimiento en la naturaleza siempre engendra los mismos resultados; consiste en la eterna repetición de lo mismo.
3.      En esta visión, el hombre es entendido como un objeto natural y sensible entre otros, como un ser contemplativo y no orientado a la acción práctica. El de Feuerbach es un materialismo contemplativo.


b) Insuficiencia de la crítica materialista feuerbachiana al idealismo
1.      Feuerbach sostenía reiteradamente que la filosofía hegeliana era falsa; pero un sistema filosófico tan importante como el hegeliano no cae por tierra diciendo simplemente que es falso; era preciso mostrar con claridad dónde estaban sus errores y criticarlos desde la perspectiva adecuada.
2.      Feuerbach explicó de qué modo la autoenajenación religiosa desdobla el mundo natural/sensible en dos: un mundo religioso y otro terrenal. Sobre este punto, Feuerbach se limitó a proponer la necesidad de devolver a este mundo terrenal lo que había sido robado y depositado en el trasmundo ficticio de la religión. Pero mundanizar la religión no es desterrarla o destruirla, sino camuflarla o maquillarla de terrenal, manteniendo todos sus efectos negativos y sentido original.
3.      Marx echa de menos una crítica práctica, revolucionaria, a partir de un análisis mucho más riguroso y radical de la religión. Se trata de conocer sus concreciones históricas e institucionales para denunciar su falsedad; hay que extirpar prácticas y ritos concretos que, amparadas en el sentimiento religioso, son mero instrumento de dominación, alienación y deshumanización en la sociedad y en la historia. «Feuerbach es un materialista que no toma en serio la historia y, por tanto, un falso materialista».

c) Crítica de Marx al «idealismo» oculto en Feuerbach
    El materialismo feuerbachiano se situaba fuera de la historia y conservaba todavía el «sentimiento religioso» en el hombre, como elemento diferenciador entre hombres y animales. Feuerbach pretendió definir la esencia del hombre al margen de la sociedad y de la historia. Pero al colocar la esencia o naturaleza del hombre en un quimérico e imaginado «género humano», estaba mostrando inequívocamente que el pretendido materialismo de Feuerbach era, en realidad, idealismo, desde la crítica marxista.
1.      Era idealismo por utilizar un método abstractivo que le llevaba a prescindir tanto de la historia como de las relaciones y circunstancias sociales.
2.      Era idealista la admisión de una esencia humana genérica, de la que cada hombre concreto es expresión o realización particular. Con esto no se llegaba más que a un hombre abstracto. Si consideramos el hombre como separado e independiente de las relaciones sociales y de la historia, lo convertimos en un individuo «desgajado y desencarnado», «que no vive en un mundo real, históricamente surgido e históricamente determinado», en un individuo irreal. La esencia de la que habla Feuerbach es la del género humano, una generalidad abstracta y ficticia, separada en realidad de los hombres concretos.
3.      Este idealismo larvado tiene su reflejo en el hecho de que Feuerbach conserva la religión, pero interpretándola ahora como la relación de cada hombre con el género: «la religión es la relación del hombre consigo mismo, con su esencia». Es un idealismo orientado a la naturaleza y a la esencia genérica, que presta escasa atención al orden real, social y político. Pero, según Marx, la filosofía contemporánea sólo dice la verdad si entra en alianza con la política.
En consecuencia, materialismo -Feuerbach- e idealismo -Hegel- tienen que ser transformados y superados. Hay que mundanizar la filosofía.



3. El concepto marxista de «ideología»



Uno de los objetivos del marxismo era desarrollar una clarificación crítica y racional de la conciencia, para erradicar las distorsiones y falsedades que el hombre sufre en su relación con la realidad. Buscaba una clarificación de las representaciones que el hombre o una clase social tienen acerca de sí mismos, de su lugar en el mundo y en la historia.

• Acepción general: «Un sistema de representaciones -imágenes, mitos, símbolos, ideas o conceptos- que existen 
desempeñan un papel histórico en el seno de una sociedad concreta» (Althusser, 1968). En este sentido, la ideología es algo necesario y general en todos los hombres, inevitable, pues todos nos hacemos una representación de la realidad.

• Acepción precisa: Pero las representaciones que el hombre se hace del mundo y de su existencia social e histórica pueden ser adecuadas o deformadas. En este sentido, ideología significa «un conjunto de "ideas" y "formulaciones nebulosas" o "sublimaciones" que dan una imagen o representación falseada y falsificadora de la realidad y de las condiciones en que se desarrolla la vida de los hombres».
Se comprenden así mejor tres afirmaciones del marxismo sobre la ideología:

a) Lo que piensan los hombres es un producto de la sociedad en la que viven; la conciencia -o conjunto de representaciones e ideas- es «un producto social», es «el lenguaje de la vida real».

b) La ideología tiene un sentido predominantemente negativo: viene a ser sinónimo de ideas falsas y falsificadoras, que enmascaran la verdadera realidad. «En toda la ideología, los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cámara oscura» (Marx).

c) Los contenidos ideológicos de la conciencia -religión, moral, política, derecho- no tienen peso propio ni desarrollo histórico, aunque la conciencia ideologizada crea que sí, que incluso tiene sus propias leyes de desarrollo histórico y social.


    Las formas ideológicas de la conciencia tienen como función ocultar, desfigurar, sublimar y suplantar imaginativa o conceptualmente una situación de la existencia real, social e histórica, que el marxismo considera alienante para el hombre. La ideología y la alienación sólo pueden erradicarse mediante la clarificación racional, el conocimiento de la situación de conciencia ideologizada y de existencia alienada. Pero no basta una crítica teórica; es necesaria, además, una acción práctica/revolucionaria, una teoría que impulse a la acción transformadora. Pero antes es preciso conocer las formas de la alienación.



4. La alienación y sus formas. 

Tres acepciones iniciales:

a) Económica: «Alienación» significa traspasar la propiedad de una persona a otra.

b) Jurídica: La transferencia que un individuo hace de su libertad a la sociedad -mediante contrato o consenso delegamos parte de nuestra libertad y responsabilidades en los representantes libremente elegidos.


c) Teológica: La acción por la que Dios crea y produce el mundo, se exterioriza en algo exterior.
Por consiguiente, la alienación presupone dos elementos en relación mutua, uno de los cuales produce o transforma algo y el otro que recibe el resultado de esa acción productivo-transformadora. Algunos términos utilizados en castellano para traducir el alemán «Entäusserung» son exteriorización, enajenación y extrañamiento. Esto significa que uno de los dos polos -el elemento subjetivo, el hombre- se desposee de algo propio, pierde algo suyo -su trabajo, su capacidad productiva- que pasa a manos de otro -Veräusserung-. Hablamos, pues, en este contexto, de la acepción marxista:
 
d) Marxista: Enajenar la fuerza productiva y la capacidad de trabajo de un individuo.
- Sentido neutro: la enajenación del trabajo propio es inevitable, porque pertenece a la naturaleza misma del ser humano: todos producimos y transformamos algo, y consideramos propiedad nuestra el producto obtenido.
- Sentido peyorativo: El resultado de la acción productiva y transformadora del obrero no le pertenece, no es considerada ni utilizada como suya, sino que pasa a ser propiedad de un extraño, hasta el punto de que ni el primer sujeto productor se reconoce en su propia actividad productiva/transformadora: es algo que realiza exclusivamente en beneficio de un extraño -Entfremdung-. «El objeto que el trabajador produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor... el trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como un objeto extraño» (Marx).
  
  En situación de alienación, lo alienado o extraño no es sólo el producto, sino también, y sobre todo, el trabajador que lo produce, pues queda desposeído del resultado de su acción productora y con ello pierde las oportunidades de realización personal mediante el trabajo a las que como todo hombre tiene derecho. El trabajador deja parte de su vida en el objeto producido, pero éste pasa a manos ajenas y al trabajador le es arrebatada así parte de su vida.
   
 El objeto producido es convertido en independiente y desconectado de su relación con el sujeto productor: es considerado una cosa natural, y por extensión, el mismo trabajador es considerado «cosa» y «medio de producción». Tiene lugar así una reificación y una mercantilización del hombre: el trabajador pasa a ser una cosa más entre otras, sometido al mismo trato y uso que objetos y cosas.

• La alienación como división/escisión del hombre consigo mismo, como reificación del hombre, encierra un sentido negativo, contrario a la naturaleza del hombre, fruto solamente de un modo de entender y organizar las relaciones de producción en una sociedad y época concreta. Impone graves restricciones a la libertad del hombre y lleva a una des-humanización, a una animalización. Para evitar la alienación se impone una doble tarea:

1) Estudiar y conocer a fondo la estructura socioeconómica y modos de producción de cada sociedad concreta.

2) Iniciar la transformación práctica de la realidad social, orientada a una mejor realización del hombre. Se trata de humanizar la vida humana, para que cada ser humana pueda realizar plenamente todas sus potencialidades. Es evidente, pues, que el marxismo aporta un proyecto propio de realización humana y una concepción particular de lo auténticamente humano.

5. Las formas de la alienación

• La alienación básica y fundamental es la alienación económica, el trabajo como actividad alienante del obrero en la sociedad capitalista. Se trata de una alienación estructural y radical, inherente al modo de producción capitalista. Marx realiza una crítica teórica de la economía política, considerada ideológica en la medida en que «oculta la alienación esencial del trabajo» y de la actividad económica. Lo hace precisando el significado de términos como «valor de uso» y «valor de cambio», «mercancía», «trabajo general abstracto», «plusvalía», «capital constante y capital variable», «acumulación del capital», etc.


• Por su alcance e importancia, la alienación económica promueve otras formas de alienación: alienación social y política:
i) La alienación social se debe a la división de la sociedad en clases.
ii) La alienación política es consecuencia de la división social entre «sociedad civil» y «estado».
    Estas dos formas de alienación van estrechamente relacionadas, y segregan un conjunto de representaciones ideológicas que tienden a obnubilar y justificar la situación real.

La crítica a estas formas de alienación la realiza en Principios de la filosofía del derecho de Hegel y en El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. Alienación económica, social y política vienen complementadas por otras dos formas: religiosa y política.

• Alienación religiosa: La religión y el tipo de existencia del hombre religioso no pueden ser considerados, a juicio de Marx, constitutivos del ser humano. Lo religioso está muy estrechamente relacionado con la organización económica, social y política, aportándole una justificación ideológica y estabilidad, en la medida en que propone una liberación que no es de este mundo y que no requiere transformación de la estructura social.
 
- Sentido socio-político: La religión es un modo de existencia intrínsecamente falseada, una forma de alienación cuyos síntomas son la resignación, la justificación trascendente de la injusticia social y la compensación en el cielo de la sociedad opresiva. Es una proyección del hombre -como afirmaba Feuerbach-; pero su raíz no está en un sentimiento humano religioso, sino en la miseria y desgarramiento de la vida social. La crítica marxista de la religión, por tanto, tiene un sentido primariamente socio-político, en relación con la función ideológica que puede desempeñar en la estructura y dinámica social.
- No hay lugar para plantear con sentido el problema de Dios y carece de interés la pregunta por un ser extraño, por encima de la naturaleza y del hombre, en la interpretación marxista. Da por supuesto que la transformación práctica de las condiciones materiales de vida (socio-económicas) acabarán con la religión y el sentimiento religioso del hombre.
• Alienación filosófica: Como conjunto de representaciones e ideas, la filosofía constituye un modo singular de alienación, con una poderosa función ideológica: sólo interpreta la realidad, y además la interpretafalsamente.

6. El humanismo marxista

1. Concepción marxista de la naturaleza humana



- En cuanto ser natural, el hombre es de naturaleza activa y tiene una serie de fuerzas naturales. Pero sus necesidades le convierten en un ser pasivo/receptivo, y en cuanto corpóreo/biológico depende del resto de la naturaleza y es un objeto más entre otros («naturalismo»).
- En cuanto ser natural humano, la naturaleza humana no es mera naturaleza fija, estática, cerrada; tiene que ir haciéndose al ritmo de su progresiva realización humana. Su nacimiento se produce en la historia, que es su verdadera naturaleza, donde se da la conversión de la naturaleza en hombre.
- El trabajo constituye la esencia del hombre, entendiendo «trabajo» como actividad práctico-productiva que expresa la verdadera naturaleza del hombre. Es la producción lo que lo distingue operativamente de los animales, y no la religión o la autoconciencia: «El hombre (...) se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida» (La ideología alemana, p. 19). Esto significa que:
 
• En el trabajo/acción práctica y mediante el trabajo se produce la apertura del hombre al mundo y a la realidad.
• Mediante la praxis y el trabajo realiza el hombre su ser en la historia, entendida como proceso real y práctico.
• La praxis configurará la totalidad de la vida social.
• En la praxis surge y cobra sentido el viejo problema de la naturaleza del saber, del conocimiento, de la verdad y valor de las teorías científicas: «El problema de si puede atribuirse al pensamiento humano una verdad objetiva no es un problema teórico, sino práctico» (Tesis sobre Feuerbach, II).
• Sólo en la praxis y mediante la praxis se encuentra una solución teórica y técnica a los problemas importantes y a los pseudoproblemas: «Es en la práctica donde el hombre debe demostrar la verdad»; «Todos los misterios que inducen a la teoría, al misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica» (Tesis sobre Feuerbach, II y VIII).
 
- La naturaleza del hombre consiste en la producción de su vida. Esto le obliga a relacionarse con la naturaleza -relación natural- y con los demás hombres -relación social-.
- La esencia humana es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales (Tesis, VI).

2. El «humanismo» marxista. Tres significados:

a) El marxismo puede ser considerado como un humanismo porque promueve una crítica y lucha contra la alienación del hombre. Su objetivo es terminar con la explotación, con la deshumanización, para hacer posible una liberación del hombre por medio de la libertad, la racionalidad y sus capacidades personales. Mantiene, pues, el ideal ilustrado-racionalista.

b) Niega la existencia de un ser distinto y superior a la naturaleza y al hombre. El ser humano, autónomo y racional, puede desarrollar y manifestar todas las potencialidades de lo humano. El naturalismo humanista del marxismo vive de la negación de Dios y afirma la primacía, suficiencia y autonomía del hombre.

c) El hombre es el principio de la sociedad, el sujeto de la historia, el eje teórico de su concepción del mundo y de la historia. Se puede afirmar, entonces, que el marxismo es un humanismo epistemológico, en la medida en que «el hombre» o una supuesta «esencia humana» es el principio científico-explicativo de la teoría de la historia.
 
    No obstante, detrás de estas aportaciones laten algunas contradicciones. Por una parte, el hombre es el resultado de un complejo conjunto de relaciones sociales que lo configuran, explican y casi determinanestrechamente. Y, por otra, difícilmente puede servir de eje o principio teórico-explicativo en la visión marxista del mundo si es un resultado o producto social (carecería de sentido la acepción epistemológica). Se comprende así que pensadores como Louis Althusser se nieguen a considerar al marxismo un humanismo -un concepto ideológico- y prefieren hablar de «socialismo» -concepto científico-. Y concluye afirmando que, desde el punto de vista de la teoría, Marx es un antihumanista teórico: «Sólo se puede conocer algo acerca del hombre a condición de reducir a cenizas el mito filosófico del hombre».

 Materialismo y dialéctica

a) El concepto marxista de dialéctica

1.      
En el concepto «dialéctica» radicaba el aspecto revolucionario de la filosofía hegeliana. Marx retoma ese concepto, pero lo despoja de su carga idealista, mística e ideologizante.
2.      No todo objeto natural es fruto de una acción productiva previa. La naturaleza no es la síntesis de ninguna oposición previa; es lo originario e históricamente inmediato.
3.      En Hegel, la categoría de «totalidad» no se refiere a toda la razón o todo el espíritu, ni a la realidad como un todo racional: «totalidad» se aplica a la totalidad natural-social, a la totalidad material que es la producción de la vida: toda la sociedad de clases.
4.    
  La totalidad de lo real tiene un carácter negativo y contradictorio, y esas contradicciones son reales, no meramente lógicas (oposiciones/luchas de contrarios reales entre grupos sociales). Y negar una situación social contradictoria no es sólo negarla en el orden del pensamiento: consiste en transformar la estructura y el orden social contradictorio, para instaurar uno nuevo más justo que armonice mejor la diversidad de intereses opuestos.
5.      Superar las contradicciones y la negatividad no consiste en «aniquilar» -disolver algo real- ni en superar algo negativo mediante el pensamiento. Superar es iniciar una acción transformadora y productiva que mejore la situación actual pero mantenga sus elementos positivos.




b) El concepto de «materialismo»

Marx parece tener una concepción de la realidad como algo natural, independiente del hombre, de su vida y de su historia.
i) Marx considera que la naturaleza y el hombre se realizan dialécticamente. No es la naturaleza física lo que influye en la historia humana, sino la naturaleza en cuanto proceso de producción material sobre la cual el hombre ejerce su actividad productivo-transformadora.
El materialismo de Marx consiste en considerar la realidad como el proceso dialéctico real de producción, un proceso material y no espiritual, como trabajo y acción productiva del hombre en y con la naturaleza. Habría, según Marx, una ciencia que estudia la historia de la naturaleza y la historia de los hombres, y su relación mutua: el materialismo histórico. Y esta concepción materialista de la historia se extiende también a otros muchos aspectos de la vida social.
ii) Por otra parte está el materialismo dialéctico, sistema filosófico que considera la materia como constituyente esencial de todo lo real, cuya dinámica dialéctica es anterior e independiente del hombre/la historia, y concretada en una dialéctica de la naturaleza con leyes propias. Esta visión fue la propuesta por Engels.

8. La concepción materialista de la historia

Para el marxismo la historia no es una «colección de hechos muertos» (empirismo) ni una «acción imaginaria de sujetos imaginarios» (idealismo). Para el marxismo, la historia se reduce a la sucesión de diferentes modos de producción. Y en la concepción marxista de la historia aparecen una serie de conceptos importantes:
a) Fuerzas productivas: La capacidad de producción o trabajo real de los hombres.

b) Relaciones de producción: Relaciones entre los propietarios de los medios de producción y los productores directos en un proceso de producción determinado.

c) Estructura económica o infraestructura: Fundamento sobre el que descansa todo el proceso de producción y que condiciona todas las demás «producciones», incluida la superestructura ideológica.

d) Superestructura: Conjunto de representaciones o ideas que configuran la conciencia: derecho, moral, religión, política, arte...

e) Modo de producción: Toda la estructura social global, tanto la económica como los demás niveles: jurídico, político e ideológico.

f) Formación social: Una totalidad social concreta históricamente determinada. La integran una estructura económica, una estructura jurídico-política y una estructura ideológica.

g) Revolución social: Destrucción y transformación de unas determinadas relaciones de producción, con la consiguiente subversión de la supraestructura.
A partir de estos conceptos se comprenden mejor algunas tesis básicas del marxismo:

h) El factor determinante de la dinámica histórica lo constituye la relación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. La lucha de clases, la contradicción entre las diversas fuerzas productivas,constituye el motor de la historia.

i) En la historia se da una peculiar relación entre la «infraestructura» y la «supraestructura»: no existe una determinación completa de la supraestructura por la infraestructura, porque entonces la supraestructura no sería más que un reflejo de la infraestructura. Lo que existe es una relación dialéctica entre infraestructura y supraestructura, aunque el fundamento económico constituya, en última instancia, el principio de explicación fundamental. El económico no es el único factor determinante (Engels).

j) La historia apunta hacia la desaparición de las clases y a la instauración del comunismo. El proletariado el grupo social que podrá acelerar este ritmo de la historia, pues acabará con las alienaciones y permitirá la realización total del hombre. Esto hace del marxismo una especie de metafísica de la historia o un tipo peculiar de filosofía utópica.

k) La utopía juega un papel importante en la concepción marxista del mundo: Para herederos del marxismo como Bloch, la utopía constituye una dimensión esencial del ser humano. Es la esperanza lo que nos da fuerzas para luchar contra las injusticias, miserias y contradicciones del presente.



El positivismo tiene los siguientes puntos característicos:


  • 1.      La esencia de las cosas es inalcanzable para la ciencia o la experiencia humana.
  • 2.      La ciencia únicamente puede fungir como descriptora de los nexos externos que se dan en los fenómenos.
  • 3.      La ciencia solo puede describir las consecuencias, pero no las leyes que los rigen.

1.                  La esencia de algo para mí o bueno la considero esa parte fundamental de algo que hace que esta sea lo que es, y que hace que sea considerado como algo especial y original, menciona que es inalcanzable para la ciencia o la experiencia humana pues creo que depende a qué tipo de esencia nos refiramos porque la esencia del amor un humano la podrá sentir pero la ciencia no ya que el amor no es un experimento científico sino que es algo puro y divino que proviene de la divinidad de Dios, así como habrá cosas que la ciencia puede comprender y el humano no.

2.                  Considero que es algo fácil de comprender porque es cierto la ciencia no puede hacer más que describirnos un proceso por el cual ha pasado algo, ya que la ciencia no es una persona ni especie no sentirá (porque no tiene sentimientos) lo mismo que una persona siente al experimentar cualquier tipo de fenómenos.


3.                  Como en la cita anterior, la ciencia solo nos relata un proceso de cómo sucedió algo nos menciona su marco teórico, causas o consecuencias y otros datos, y aunque la misma ciencia es la que ha establecido las leyes por las cuales se rige un fenómeno en especifico la naturaleza es impredecible ya que tiene sus propias leyes y lo que puede hacer la ciencia como ciencia es analizar el suceso y describirlo hasta cierto punto.





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